Jeff Koons, «Pequeño accidente»

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Jeff Koons

La obra del artista se hizo pedazos en Art Wynwood Miami, y generó repercusión

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Jeff Koons, escultor, empresario y pintor estadounidense, artista conceptual, pop, minimalista, para algunos el principal artista kistch. Una de sus esculturas en cuestión, de las más famosas y representativas, era la pieza de porcelana Balloon Dog, ahora expuesta en Art Wynwood Miami. Esta escultura tenía unos 38 centímetros de alto y de color azul. 

La coleccionista que vivió la experiencia de romper un Jeff Koons de 42.000 mil dólares, tuvo la suerte de no tener que pagar por ella, ya que estaba asegurada. 

Esta rotura en pleno cocktail de apertura de la feria, pareció una performance que terminó como repercusión mundial, en la que hasta @beeple_crap posteó en sus redes una obra que inmortaliza el momento y titula «Little Accident».

Mike Winkelmann, conocido como Beeple, es uno de los artistas, sino el más conocido, dentro del ecosistema de arte digital, como diseñador gráfico y animador. Su obra más cara vendida, fue «Everyday: the first 5000 days» un collage que muestra sus primeros 5000 obras, en los últimos 13 años, vendida en 69 millones de dólares a través de Christie’s. Retrató a Elon Musk, Trump, Mark Zuckerberg y otros importantes líderes. 
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Beeple crap artwork
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La Galerilla

Ivan Martinez y Camila Lacroze por Federico Racchi 1

La Galerilla

Próxima estación: Garzón

La Galerilla comenzó como una galería de arte pop-up. Luego de un tiempo de montar muestras en distintos espacios de Punta del Este y alrededores, su fundador, Iván Martinez Autin (32), decidió darle al proyecto un lugar de exhibición concreto en un escenario particular, cercano a una estación de tren abandonada donde los trenes no llegan hace más de medio siglo, pero adonde hoy se aventuran nuevos pioneros.

Ivan Martinez por Federico Racchi 2
Iván por Federico Racchi

Garzón, al principio, hace cien años, era un sitio por donde los granjeros y los rancheros pasaban en su viaje desde Montevideo a Brasil. Algunos se juntaban en aquellas montañas, a decenas de kilómetros para adentro del océano Atlántico, donde surgió este pequeño pueblo. A los políticos, desde la capital uruguaya, les costó encontrar un nombre para el enclave hasta 1935, cuando se le dio el nombre de un militar independentista. Hoy es el pueblo elegido por el turismo internacional más sofisticado.

Pueblo Garzón se encuentra en el campo, sus callecitas rurales de ripio, además ser sede del célebre restaurante de Francis Malman, dan paso a galerías de arte recién llegadas, como Walden Naturae o la Galerilla, y también a las pioneras ya establecidas, como Black Gallery, Photology o la residencia de arte Campo, fundada en 2016 por la norteamericana Heidi Lender. Estas atracciones forman un recorrido perfecto para los visitantes del verano que buscan un destino de gastronomía y arte como opción al mar y la playa. El pueblo se ubica a treinta kilómetros de José Ignacio y a sesenta de Punta del Este.

En 2021, en una esquina del pueblo, el joven galerista unió dos vagones de tren con un puente de madera y armó un espacio donde se pueden encontrar instalaciones y obras de artistas emergentes latinoamericanos. Como señala el Financial Times, el tren que alberga la galería parece respetar “el ciclo natural de Pueblo Garzón”, un lugar de oportunidades que durante años y décadas quedó en la oscuridad, hasta ahora que se está redescubriendo.

La Galerilla se apoya en la tendencia global del arte emergente, busca exponer a sus visitantes internacionales y coleccionistas locales el arte latinoamericano de vanguardia, sobre todo la obra de talentosas artistas mujeres. Algunas de las últimas muestras fueron de Vicky Barranguet, Camila Lacroze, Florencia De Palleja, Camila Ercoreca, Lolo Bonfanti y Maria Chiara Baccanelli.

Lacroze (34), estrecha colaboradora de Iván, es un nombre cada vez más importante y premiado en la escena del arte contemporáneo uruguayo. Además de haber terminado recientemente su maestría en Arte y Cultura Visual en la Facultad de Artes de Montevideo, acaba de recibir la beca FEFCA para participar de una residencia de arte en Mana Contemporary, en Nueva Jersey. Juntos, este año Iván y ella trabajaron en una exposición individual que se llevó a cabo en el vagón de Garzón, donde Camila exhibió el trabajo que venía desarrollando durante estos últimos dos años, mientras terminaba su maestría. 

Vagon por Adan Jones 2
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Por su parte, Baccanelli es argentina y divide su tiempo entre exposiciones, ferias de arte y periodos de creación en Punta del Este, Buenos Aires, Miami y Milán. Sus obras son codiciadas por coleccionistas de todo el mundo. 
Algo similar es lo que hace la uruguaya Vicky Barranguet (49), radicada hace ya más de dos décadas en Nueva York, cuyas obras revisten las paredes de destinos de lujo en Europa, Estados Unidos y Uruguay. Esta temporada colaboró con la Galerilla para producir un cuerpo de obra y exhibirlo bajo la curaduría de Jacqueline Lacasa,  una muestra que hoy se puede visitar en el complejo Terrazas de Manantiales.

Vicky Barranguet por natalia ayalajpg 1

La Galerilla continúa haciendo muestras pop-up fuera de Garzón, pero llegó al pueblo para quedarse. La convicción de que este pueblo puede emular en Uruguay el éxito de Marfa en Texas es suficiente para contrarrestar las distancias que hay que recorrer para llegar a una galería en un lugar tan alejado. La nueva realidad es que el tren no viene más a la estación, pero en el pueblo los vagones vuelven a darle vida.

Vicky Barranguet en Terrazas de Manantiales por Natalia Ayala
Terrazas de Manantiales - La Galerilla

Feria Otro Arte Uruguay

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Feria Otro Arte

Punta del Este, Uruguay

La feria Otro Arte surge de la ausencia de un espacio de venta abierto para artistas independientes, sin galería. Tenemos un objetivo, creemos que es importante, dentro del circuito de la semana del arte en Punta del Este, proveer a los artistas de un espacio en el que se puedan representar a ellos mismos.
La iniciativa comenzó gracias a Ivan Martinez Autin, fundador de @lagalerilla, galería de arte itinerante, Micaela Gregores, gestora y productora cultural, Gustavo Perrier, artista y director de arquitectura promocional, encargado de la estructura y el montaje de la feria.
La grilla de artistas está integrada por María Valdés, Inés Gaggero, Florencia de Palleja, Pedro Peralta Duarte, Soledad Da Rosa, Gustavo Perrier, Daniel Supervielle, Maki Oaks, Natalia Namaka, Agustín Martínez, Manuelle Chelle Brandt, Michel Castillo, Camila Lacroze, Emiliana Rat, Pablo Aloy, Mor Vener.

@otroarte.uy

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Micaela Gregores, Iván Martinez Autin, ambos directores de Otro Arte junto a Gustavo Perrier
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Terrazas de manantiales, Punta del Este

ESTE ARTE 2023

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Nuevo Formato

NUEVO PROGRAMA

ESTE ARTE es más que un lugar donde los artistas y las galerías del más alto nivel presentan lo mejor del arte actual, es un espacio donde se exponen obras para ser apreciadas por su belleza, emotividad y capacidad inspiradora.

En esta edición nos acompañan una vez más las galerías uruguayas:  Black Gallery (Pueblo Garzón), Galería Sur (La Barra) y La Pecera (Punta del Este). Esta última plantea una serie de artistas que destacan por su uso del color: Azul van Peborgh, Martín Pelenur y Juanito Conte. Galería del Paseo (Manantiales, Lima), por su parte, hace una apuesta más conceptual con artistas de gran nivel, entre ellos: Guillermo García Cruz, Azul Caverna, Pedro Tyler, Nicolás García Uriburu, Nelson Ramos, Ana Tiscornia, Liliana Porter y Marco Maggi.

 

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La Pecera Martin Pelenur

Del ámbito internacional, ESTE ARTE 2023 presenta a: ArtBag (Buenos Aires), Bensignor Gallery (Buenos Aires), Elsi del Rio (Buenos Aires), Espacio Líquido (Gijón), Galeria Karla Osorio (Brasilia, San Pablo), Galería Zielinsky (Barcelona), María Casado (Buenos Aires) y Xippas (París, Ginebra, Punta del Este). A su vez, Reginart Collections (Madrid, Ginebra) presenta en esta oportunidad artistas con una trayectoria inigualable para el devenir del arte del siglo XX: Lucio Fontana (Argentina, 1899-1968), Amodeo Modigliani (Italia, 1884-1920), André Masson (Francia, 1896-1987) y André Cadere (Polonia,1934-1978). Caben destacar las nuevas incorporaciones de expositores internacionales radicados en Uruguay que sumamos a esta exclusiva selección: Walden Naturae (Pueblo Garzón) con la obra de Ulises Beisso, Gonzalo Delgado y Christina Schiavi.

ESTE ARTE, en su sentido más amplio, es una estrategia de comunicación, una forma de promover puntos de vista y ofrecer opciones. Como en las obras que presentan las galerías, el arte significa lo que el artista imagina que significa, moldeado por los materiales, técnicas y formas que utiliza, así como también por las ideas y sentimientos que genera en los espectadores. ESTE ARTE es un catalizador para compartir sentimientos, pensamientos y miradas.

NUEVO PROGRAMA

ESTE ARTE 2023 tiene el placer de recibir en las costas de Punta del Este, Uruguay, a cuatro curadoras de renombre internacional: Cecilia Alemani, curadora de la 59.ª Bienal de Venecia; Barbara London, fundadora de la colección de videos del Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York; Joanna Warsza, cocuradora del pabellón polaco-romaní en la 59.ª Bienal de Venecia y el Pabellón de Georgia en la 55.ª Bienal de Venecia; y Jenny Moore, curadora independiente y directora por más de 9 años de la Fundación Chinati en Texas, Estados Unidos. Con su visión única, cada una de estas mujeres ha moldeado el mundo del arte contemporáneo. Estas curadoras lideran comunidades artísticas que defienden la práctica artística, construyen infraestructuras e instituciones esenciales y generan compromisos públicos con el arte.

Hacé click acá para conocer el mapa de los picks que no te podés perder. 

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DOMINGO 8 DE ENERO

18.30-19.30 h | ESTE CHARLA | Centros de arte inesperados
Jenny Moore, curadora independiente y ex-directora de Fundación Chinati, Texas
Veronica Flom, directora de Fundación Ama Amoedo, José Ignacio
Modera Camila Pose, curadora
Con la colaboración de Fundación Ama Amoedo. Esta actividad se llevará a cabo en español e inglés, con traducción.

20-21 h | ESTE FOCUS | La 59.ª Bienal de Venecia: Cecilia Alemani
Cecilia Alemani, directora artística de la 59.ª Bienal de Venecia
En conversación con Laura Bardier, directora de ESTE ARTE
Con la colaboración del Istituto Italiano di Cultura a Montevideo. Esta actividad se llevará a cabo en inglés, sin traducción.

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LUNES 9 DE ENERO

18.30-19.30 h | ESTE FOCUS | Azul Caverna y Pedro Tyler
Azul Caverna, artista
Pedro Tyler, artista
Modera Fabián Muro, periodista de El País (Uruguay)
Esta actividad se llevará a cabo en español, sin traducción.

20-21 h | ESTE FOCUS | Curating Beyond Mainstream: Joanna Warsza
Joanna Warsza, curadora
En conversación con Adriana Rostovsky, arquitecta y artista visual
Con la colaboración de Uruguay XXI. Esta actividad se llevará a cabo en inglés, sin traducción.

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MARTES 10 DE ENERO

18.30-19.30 h | ESTE FOCUS | Pati Fernández y Juanito Conte
Pati Fernández, artista
Juanito Conte, artista
Modera Elisa Valerio, ESTE ARTE
Esta actividad se llevará a cabo en español, sin traducción.

20-21 h |ESTE FOCUS | Seeing Sound: Barbara London Barbara London, curadora. En conversación con Leonardo Secco, investigador de la Universidad Católica del Uruguay
Con la colaboración de ARCA International Film Festival y la Universidad Católica del Uruguay. Esta actividad se llevará a cabo en inglés, sin traducción.

CECILIA ALEMANI
Curadora italiana radicada en Nueva York. Alemani ha encargado y producido obras de arte ambiciosas para espacios públicos e inusuales. Recientemente se desempeñó como directora artística de la muy esperada 59.ª Bienal de Venecia (2022). En 2018, Alemani fue directora artística de la edición inaugural de Art Basel Cities: Buenos Aires. Curó una exposición para toda la ciudad, titulada “Rayuela”, que presentaba obras de 18 artistas internacionales en diálogo cercano con sus lugares, dando forma a una experiencia de múltiples capas que conectaba el arte visual, los espacios urbanos y las historias de la ciudad de forma inusual. Entre los artistas participantes se encontraban: Eduardo Basualdo, Pia Camil, Maurizio Cattelan, Gabriel Chaile, Alex Da Corte, Leandro Katz, Barbara Kruger, Luciana Lamothe, Ad Minoliti y Stan VanDerBeek. Desde 2011 ha sido directora y curadora de High Line Art en Nueva York. Alemani encabezó High Line Plinth, un programa que presenta obras de arte monumentales, que comenzó en junio de 2019 con Brick House, una escultura de Simone Leigh. Durante su mandato en High Line, encargó importantes proyectos a El Anatsui, Phyllida Barlow, Carol Bove, Sheila Hicks, Rashid Johnson, Zoe Leonard, Faith Ringgold, Ed Ruscha, Nari Ward, Adrián Villar Rojas, entre otros. Alemani también ha organizado exposiciones colectivas en High Line y sus alrededores con obras de artistas jóvenes y emergentes. Estos proyectos han examinado el papel del arte en la creación y definición de espacios públicos, la relación entre la humanidad y la naturaleza, y la ineludible obsolescencia de la tecnología, entre otros temas de actualidad. Además, lanzó una serie de performances en curso y una serie periódica de videos.
Otros proyectos han incluido el encargo de Alexandra Pirici para Art Basel en 2019; la curaduría del Pabellón de Italia en la Bienal de Venecia de 2017; la curaduría de Frieze Projects (2012-2017); y la dirección de la Iniciativa X en Nueva York (2009-2010). Alemani también trabajó como curadora independiente colaborando con museos como el Tate Modern (Londres) y el MoMA PS1 (Nueva York), el Whitney Museum (Nueva York), Gió Marconi Gallery (Milán), así como instituciones sin fines de lucro, como Artists Space y Art in General (Nueva York), y fundaciones privadas, como la Fundación Deste. Es, a su vez, cofundadora de No Soul For Sale, un festival de espacios independientes, organizaciones sin fines de lucro y colectivos de artistas. Alemani ha escrito extensamente para varias publicaciones, incluidas Artforum y Mousse Magazine, tiene una columna semanal en D, Repubblica desde octubre de 2019. Ha sido autora, coautora y editora en varios libros.

JOANNA WARSZA
Curadora, editora y escritora polaca. Warsza trabaja principalmente fuera de la órbita del «cubo blanco», en el ámbito público examinando agendas sociales y políticas. Recientemente, fue cocuradora del Pabellón de Polonia en la 59.ª Bienal de Venecia (2022) con una obra de la artista romaní-polaca Malgorzata Mirga-Tas. Junto con Övül Ö. Durmusoglu también fue cocuradora de Die Balkone en Berlín, la 3.ª y 4.ª Bienal de Autostrada en Kosovo y la 12.ª Survival Kit en Riga. Fue directora artística de Public Art Munich 2018. Warsza curó el Programa Público para Manifesta 10 en San Petersburgo (2014), que recordó los legados soviéticos y tomó una postura abierta contra la Rusia de Putin a través de intervenciones políticamente comprometidas en espacios públicos. En 2013 fue curadora del Pabellón de Georgia en la 55.ª Bienal de Venecia y la Bienal de Göteborg. En 2012 fue curadora asociada de la 7.ª Bienal de Berlín. En 2009 curó Public Movement, explorando el fenómeno de las delegaciones de jóvenes israelíes en Polonia. De 2006 a 2008 investigó la invisibilidad de la comunidad vietnamita en Varsovia con el proyecto Finissage of Stadium X. Además, fue directora del programa de CuratorLab de la Universidad de las Artes Konstfack en Estocolmo; fundó la Fundación Laura Palmer en 2006 y recientemente integra la junta directiva de la Fundación Pernod Ricard.
En sus últimas publciaciones se destacan: Red Love. A Reader on Alexandra Kollontai (coeditado con Maria Lind y Michele Masucci; Sternberg Press, Konstfack Collections y Tensta Konsthall, 2020); Y Warren Niesłuchowski Was There: Guest, Host, Ghost (coeditado con Sina Najafi 2020); I Can’t Work Like This: A Reader on Recent Boycotts and Contemporary Art (2017), entre otros.

BARBARA LONDON
Autora y curadora estadounidense que investiga los nuevos medios y el arte sonoro en todos los rincones del mundo. Conocida por fundar la colección de videos del Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York y por la adquisición de obras de Nam June Paik, Laurie Anderson y Bruce Nauman. London se unió al personal del MoMA en 1970. Como joven asistente curatorial en el Departamento de Grabados y Libros Ilustrados, fundó la colección de videos y los programas de exposición a mediados de la década del 1970. En el MoMA, organizó más de 500 exposiciones de arte multimedial de vanguardia, que muestran el trabajo de artistas pioneros internacionales activos. También inició Video Viewpoints (1978-2002), una serie de conferencias de cuatro años en la que los artistas de los medios presentaban y discutían regularmente su trabajo.
London fue la primera en integrar el internet como parte de la práctica curatorial, con “Stir-fry” (1994); “Internyet” (1998); y “dot.jp.” (1999), y organizó exposiciones con artistas disidentes como Laurie Anderson, Peter Campus, Teiji Furuhashi, Gary Hill, Joan Jonas, Shigeko Kubota, Song Dong, Steina Vasulka, Bill Viola y Zhang Peili. Sus exposiciones temáticas en el MoMA incluyen: “Soundings: A Contemporary Score” (2013), “Looking at Music” (2009), “Video Spaces” (1995), “Music Video: the Industry and Its Fringes” (1985), y “Video from Tokyo to Fukui and Kyoto” (1979).
Después de cuatro décadas como curadora de medios y artes escénicas en el MoMA, en 2013 cambió de rumbo para dedicarse a escribir y enseñar. Es autora de Video Art/The First Fifty Years (Phaidon Press, 2020), donde rastrea la historia del videoarte a medida que se transformaba en el campo más amplio del arte mediático. London enseña en el Departamento de Arte Sonoro de la Universidad de Columbia, anteriormente enseñó en el Departamento de Arte de Graduados de Yale (2014-2019). Sus honores incluyen: la beca del Getty Research Institute, 2016; el Premio al Valor, Eyebeam, 2016; Residencia Contemporánea Gertrude, Melbourne, 2012; Residencia Casa Dora Maar, Menerbes, 2010; un premio CEC Artslink en Polonia, 2003; una beca Bunkacho del Gobierno japonés, 1992-1993; y una beca del Fondo Nacional para las Artes de Estados Unidos, 1988-1989.

JENNY MOORE
Curadora independiente de arte contemporáneo y profesional de museos. De 2013 a 2022 fue directora de la Fundación Chinati en Texas, Estados Unidos. Bajo su dirección, Chinati completó la instalación permanente más grande de Robert Irwin, creó el primer plan maestro del museo y restauró el edificio John Chamberlain, una estructura de 23,000 pies cuadrados distinguido como lugar histórico, de acuerdo con el Registro Nacional de Estados Unidos. A su vez, Moore defendió el trabajo de mujeres artistas, académicas y profesionales en dicha institución. Esto incluyó la presentación de instalaciones a gran escala por parte de Charlotte Posenenske, Bridget Riley y Solange, además de recibir una subvención de USD 1.25 millones de #StartSmall para brindar oportunidades de desarrollo económico y profesional a mujeres en el lejano oeste de Texas. Moore ha ocupado puestos curatoriales en el New Museum (Nueva York), la Andy Warhol Foundation for the Visual Arts (Nueva York), Exit Art (Nueva York) y la 8.ª Bienal de Gwangju.

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Art Basel Miami

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Art Basel Miami

Feria de Arte Contemporáneo

Art Basel Miami Beach empieza en los tempranos 2000, funciona como un punto de encuentro entre América Latina y Norteamérica. La ciudad como sabemos está definida por el estilo art deco de 1930, y su escena de fiestas simbólicamente representada por los 80 y 90s. 

En mi experiencia por más fantasma que parezca la escena nocturna actual de Miami Beach, durante la semana del arte y art basel en particular, la ciudad vuelve a tomar ese fervor. 

SEX (1992) de Madonna en South Beach, muestra tomada por Steven Meisel, hace ya 30 años. Fue para m,i un highlight a nivel sensorial. Saint Laurent expuso estas fotografías en Ocean Drive sobre la playa, se siente la vibración parecida a lo que fue Miami Vice en los 90s. Podías tocar el empoderamiento de la diva del pop. 

 

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Madonna por Steven Meisel, SEX en Miami Beach

Art Basel con ahora  20 años de antigüedad en Miami Beach, logró democratizar el escenario y proponer un espacio para todo tipo de arte multimedia, esculturas, fotografías, performance e instalaciones. Abrió el abanico y a través de los años se institucionalizó cada vez más, alrededor de la ciudad y ahora también, Wynwood tomó mayor importancia en el recorrido. 

A mi agenda le sume algunos puntos clave en mi descubrimiento de 6 días sobre la escena de ntfs, unas circunstancias under completamente en los barrios a side de la escena fancy de Florida.

Este año Art Basel fue curado por Magalí Arriola, directora del Museo Tamayo, y previamente del Museo de arte Carrillo Gil, ambos en México. Trabajó como curadora en la 8th biennal de Panamá, y como visitante en el instituto de arte contemporáneo de San Francisco. Esta vez, encontré en la feria, un aire a museo que no había en años anteriores, algunas instalaciones, entre ellas sobre video analógico. Pude apreciar obras de Picasso, al lado de Joan Miró seguida de un Wayne Thielbaud y Jean Dubuffet en una de las galerías más emblemáticas de la feria. 

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Picasso
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Wayne Thiebaud

Encontré obras de Jessie Henson que me resultaron una ola pop, orgánicas, con betas de papel que se entrelazan, una al lado de la otra, en la galería de Anthony Meier. En la galería de Matthew Marks (nyc), una obra de Joan Brown, al estilo arte 3d “Enamel on canvas”. 

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Jessie Henson
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Helen Frankenthaler
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Tom Waselmann

En Van de Weghe fine art, Andy Warhol de 1976. En Eward Tyler Nahem (nyc) Helen Frankenthaler 1974, de 2 metros 70cm, por 198cm de ancho. Tom waselmann 1971, fetiche de pie humano pop, encontré Amoako en más de una galería, y me recordaba a las pinturas de Keith Haring, una vendida durante la feria, por 4.5 millones de dólares. 

Richard Deacon en modo instalación, me resultó en Double talk, 1987, un shift a la escultura contemporánea, me recordó a Pablo Reinoso, a sus esculturas en madera. A Wei Wei, por su combinación con el cuero, un fetish que permite al espectador enfocarse no solo en la obra sino en el cuarto que la contiene, el diálogo entre ambas.

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Amoako
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Jaume Plensa-

Quisiera estar ahí recorriendo horas, agrego las fotos de mi recorrido así pueden verlo ustedes también. Me pregunto, cómo puede generar la sensación de ver una obra, un estilo, como si fuera la primera vez, cuando ya vi sus obras tantas veces, como puede ser que Picasso siga sorprendiéndome. Encontré más de una obra que nunca había visto y me sorprende que tenga su sello, como si fuera impredecible que fuera a pintar también esa concepción del mundo, a una mujer, de esa manera. Como cuando estuve en el campo de Fortabat y vi un Picasso en representación del tiempo colgado en el cuarto del comedor. Y aunque simbólicamente es un espacio tiempo en sí mismo, su propia representación del reloj de arena lo expresa todavía más.  Casi imperceptible, escondido, denotando su adaptación a las paredes de madera, en tonos tierra y rojos, su manera de interpretar el tiempo, parecía desfasada, conceptual, actual. 

Pasee por el vip de la feria, es una puerta a un escándalo de marcas con stands promocionando su nuevo espacio del metaverso en este plano. 

En Art Basel también encontrabas un cajero de ATM, en el que cualquiera podía insertar su tarjeta de débito y te marca en el ranking de balances bancarios que lugar te

corresponde. El colectivo MSCHF fue el encargado, la pieza fue vendida por 75.000 a un coleccionista de Miami, y en conclusión el balance más grande fue de 9 millones de dólares. 

De Artsy tomé el resumen de ventas, las galerías se fueron contentas con las ventas,  y los coleccionistas privados, y las instituciones que adquirieron obra. 

Las ventas top que expuso Artsy sobre las ventas:

Andy Warhol, Flowers 1964, por 3.8 millones

Keith Haring Untitled 1981 4.5 millones

Gladstone Gallery sold a Keith Haring tarp painting, Untitled(1981), for $4.5 million. 

Michael Armitage por 3 millones por parte de White cube

Kerry James Marshall 2.8 millones. por Jack Shainman Gallery. 



Nimbo por Mariana Bersten en Fundación El Mirador

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NIMBO por Mariana Bersten

En Fundación El Mirador

En Fundación El Mirador, Mariana Bersten introduce un mundo infantilizado por la monstruosidad desahogada en juegos y actitudes lúdicas. Tania Puente, curadora de la escena, describe esta fantasía como la sensación de “flotar por el cielo”

Me gustó su forma de describir en escala planetaria como la sensación de un ciclo que chorrea el agua que compone a todos los humanos y a su vez alimenta nuestro cuerpo viscoso. Eso fue lo que me quedó impregnado a mi, al menos. Puedo ver a la artista en el centro de la escena, ese nexo que Tania hace entre las nubes en el que ve como se acerca lo divino a lo terrenal: “La ecología de las manifestaciones y las emociones es tramposa y falaz, y nos seduce con un pacto de verosimilitud al cual nos cuesta negarnos” 

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En la exposición encontramos la voz de la artista en off, que nos habla y detalla distintos momentos de su vida, desarrollados en su último libro “Puta presa y presa puta”. 

Las esculturas de animales en el espacio cobran vida de manera efervescente y colorida, son parte de la memoria subconsciente que trabajó en cada capa y en cada rigurosidad, hasta darle forma a la carne sintética. Podemos adivinar que insinúan, de manera grotesca, algunas de las cualidades más difíciles de contener en un material amorfo, caótico, aglutinado, algunas como la ternura, el juego, la verdad, y a su vez, la oscuridad de intentar concebir ese mismo efecto feliz en algo carnoso, que habita sin representar vida y se refriega con detalles aún más sutiles pronunciando su inestabilidad. Los animales y los ecosistemas subacuáticos suspendidos en el tiempo  se desvanecen como agua que en un susurro, en secreto, desaparece en forma de lluvia, y se vuelve a completar un ciclo que estalla en colores con un tinte no degradable, la huella apocalíptica de una fantasía embellecida por una mirada pop infantil.

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Bs.As. Argentina 

«El fin de la Imaginación» con Mariana Telleria por Adrián Villar Rojas

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Adrián Villa Rojas en “El fin de la imaginación”

con Mariana Telleria

La muestra estaba fabricada y modelada para las salas del Bass Museum en Miami, Florida, una escultura al estilo renacentista, acostada, sobre una escena post apocalíptica, con cara de desasosiego, tapándose la cara con un mano y apoyando la otra en la cintura. Una tela tipo arrugada apenas marmolada en forma de tapado sobre sus piernas y los pies sostenidos en el aire, sobre la arena llena de armas, huellas de tamaños desorbitantes y cámaras de filmación. Como si una guerra hubiera sucedido y documentar hubiera sido parte de la guerra que destruye y dejó atrás una época. Las pantallas con ntfs parecen aludir a la nueva era, el contraste entre lo barroco y lo intangible de la digitalidad.

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Las pantallas con ntfs, tienen frases como “Frimaine” un nombre utilizado comúnmente en francia y las palabras, “automne” en francés, en espanol, “otoño”. Junto a pantallas que cambian sus números, del 51 al 52 , 53, 54, 55, 56, y otras con 07, o 22,  otras con secuencias de números, 210+546+577+520+677+858 en la misma pantalla. Mientras que algunas estaban vacías, con imágenes de colores, entre rotas y ralladas, como cuando una pantalla está fuera de uso, y su formato se rompe. En la otra sala encontrábamos una instalación de estilo arcaica llegada de marte, como si fuera una combustión entre la tierra y el cielo. Unas esculturas de mármol que hacen referencia a jinetes, mientras que habitan unos seres robóticos entre lo real y la máquina, inmortalizados en marmol. Vemos al lado de un jinete en un pedestal, una especie de escorpión mecánico dirigido por un avatar del espacio. Un calderon grande abarca un “aquí reposan los restos de”  y en otro salón una heladera que contiene una torta, con un dinosaurio que murió y dos velas. 

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Guillermo Kuitca «El teatro de la pintura»

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Guillermo Kuitca

David’s Living Room Revisited, 2014

A room by Guillermo Kuitca after David Lynch’s

installation Untitled (2007)

Commission for the exhibition Les Habitants,

Fondation Cartier pour l’art contemporain, Paris, 2014

Photo ˝ Olivier Ouadah

Guillermo Kuitca

El teatro de la pintura

La casa de Guillermo Kuitca está rodeada de andamios: los pintores de brocha gorda le están refrescando la cara al petit hotel de Belgrano que habita desde hace años. Puertas adentro, el artista empuña pinceles de distinto calibre para hacer obras que rápido vuelan a Londres o Nueva York para encontrar nuevos dueños. Entre proyectos de muestras, libros y, siempre, pinturas, Kuitca se toma un tiempo para pensar sobre el camino andado y su lugar en el arte argentino actual.

Hace unos meses que no visito su taller, y veo que algunas pinturas han cambiado y otras permanecen colgadas en las mismas paredes. Tres teatros de gran formato y diferentes épocas ocupan un sector. Son obras parecidas pero diferentes. Kuitca está pensando en una muestra de cámara, y ensaya. “Hay temas muy clásicos en mi trabajo: teatros, mapas, plantas, camas… con tratamientos formales muy distintos y a través de lapsos de tiempo que ahora se hicieron muy grandes”, explica. Pasaron entre las piezas diez o veinte años.

Intervenir en el mercado no es lo mío. Si la galería lo quiere hacer, no me entero exactamente, pero yo no podría. Es tan complejo el sistema ahora… Antes éramos el artista, el galerista y el coleccionista; ¡ahora hay tantos jugadores nuevos! No tengo una colección amplia de mi obra, y en los últimos años empecé a pensar que quizá algunas piezas debería tenerlas. Pero el artista tiene la posibilidad de que la moneda sea su obra”, dice. Otro de los teatros en exhibición provisoria es uno más tardío, más figurativo y expresivo, casi narrativo.

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Guillermo Kuitca “El teatro de la pintura”. 2017 Oleo sobre madera y vidrio 33 x 30 x 33 cm

Ya no está el escenario pintado con ese patrón geométrico con claroscuros que se ha vuelto recurrente en estos últimos años. Era, quizá, la última evolución de los teatros. Se exhibió en su más reciente exposición en Londres, en la galería Hauser & Wirth y ahora fue enviado a Suiza. Solo quedó un boceto, que como todos sus bocetos, es posterior a la obra. Una maqueta pequeña que tiene una hendija para introducir el celular en modo linterna y recrear la pieza tal cual es, con su iluminación y todo –Kuitca lo muestra orgulloso, a pura risa–. Entre las obras más nuevas hay una puerta inclinada. “Es bastante rústica. Medio de backstage. La manija, al tener una pequeña torsión, permite imaginar que alguien la está abriendo, detrás o entre nosotros y la puerta”.

Aprecia mucho una obra de 1994, de las primeras en las que el teatro se ve desde el punto de vista de los espectadores. Tanto, que logró tenerla de vuelta a través de un cambio de obra. “Comprarme a mí mismo es raro y es caro.

El libro de dibujos en el que trabaja hace tiempo ya es casi una realidad, que se palpa en prototipos. Lo editarán Kültur Büro Barcelona (KBB) y JRP/Ringier, una edición al cuidado de Sigismond de Vajay que se imprimirá en Barcelona.

“¡Estoy tan contento con esto! El primer dibujo incluido es de 1969”, cuenta.

Su otro orgullo es una obra pequeña, en tres dimensiones, a mitad de camino entre el objeto y la pintura: por fuera es un teatro de unos 40 centímetros de alto y, por dentro, la superficie manchada y matérica de una paleta aún fresca sobre vidrio. “Hacía tiempo que quería hacer algo que se llamara El teatro de la pintura. Más allá de la literalidad del título, la obra es eso: la pura pintura puesta en escena. No me pasa que me guste mucho lo que hago… ¡pero esto me encanta! Tiene esa idea de que para mí lo teatral en la pintura no es necesariamente lo dramático, sino que hay algo en la pintura que va más allá de lo narrativo que es teatral, al mismo tiempo. Veo colores en la paleta y puedo percibir acción, drama”, dice, y enciende la luz del teatrito para que se aprecien sus transparencias desde afuera. “El teatro de la pintura es una contradicción, son términos opuestos. Se supone que si algo la pintura no es, es teatro. No es ficción, no tenés porqué pactar ante un cuadro lo mismo que en el teatro: el hecho de creer que algo fue dotado de verosimilitud. No es algo de creer o no creer. Acá me parece que el teatro es visto como espacio, y no como condición de la obra. Es una obra concreta; una caja con colores”.

Pasan los años y Kuitca sigue joven, al menos en aspecto. El pelo continua de ese rojizo oscuro, los ojos azules, el estilo despreocupado de siempre y no usa anteojos, o casi, y pasados los 50 eso ya es un triunfo. “Puedo vivir sin lentes, pero no puedo leer de cerca sin ellos. Lo que no puedo hacer es pintar con lentes, porque es una distancia mayor… la distancia de mi brazo”.

Si mirás después con anteojos la obra, ¿la cosa cambia?

–Me pasa con los cuadros grandes, los murales. En uno en Somerset, Inglaterra, sucedió que lo veía blureado, fuera de foco. Sentía que le faltaba algo de precisión. Lo miraba extrañado, ¡hasta que me puse los lentes! ¡Qué alivio!

¡Estaba bien definido! Fue como apretar un botón. Tengo que preparar para el año que viene mi vista y mi cuerpo, porque tengo que trabajar en un espacio mucho mayor en Escocia. No es una iglesia, que es lo que me gustaría, sino el restaurante de un hotel en el medio de la nada. Un lugar espectacular, pero remoto.

Lo que sí se verá en Buenos Aires en la muestra de la colección de la Fundación Cartier en el CCK, de la que sos curador, a partir de octubre.

–Es la continuación de Les habitants, por la que estuve trabajando en París en febrero pasado. La segunda parte de esa muestra, aquí en Buenos Aires, se llamará Les visitants, una palabra que en realidad no existe. Se extiende muchísimo la cantidad de obras y de artistas, es enorme la muestra como lo es el espacio del CCK. Técnicamente es muy compleja, porque hay muchas salas de video. Es un desembarco importante: Patti Smith, David Lynch, grandes fotógrafos como William Eggleston, Francesca Woodman, Wolfgang Tillmans y Nobuyoshi Araki. Se trata de una colección cuyos acentos más fuertes son Francia, Japón y África. Una oportunidad para conocer la obra Hiroshi Sugimoto y la de Rinko Kawauchi, una joven fotógrafa excepcional, que no se han visto acá. Son 22 artistas, algunos con veinte obras, otros con una sola instalación.

Además, hay un proyecto de hacer un programa paralelo de acciones que la fundación suele hacer: Les Soirées Nomades, que son performáticas, danza teatro, charlas, música; Les Nuits de l’Incertitude, que son debates, y las maratones de entrevistas infinitas que hace Hans Ulrich Obrist. La muestra va a estar seis meses y lleva tiempo verla. Yo estoy muy comprometido en todo, pero de mi obra sólo va a estar la reproducción del living room de David Lynch tal cual estuvo en París, apenas un poco más grande: el cuadro de Lynch, el fondo mío, la voz de Patti Smith y su presencia, creo, en algún momento de la exposición. Va a haber una buena selección de fotos de ella: su trabajo fotográfico es muy extenso y muy bueno. Ella es fabulosa. Hay cosas fascinantes, como la serie de desnudos de Lynch, que hizo antes de Blue Velvet, cuando está en el nacimiento de su lenguaje fotográfico, y cuando lo ves, ¡es puro Lynch! Eso viene directo de su estudio, además de un conjunto enorme de trabajos en papel. La colección es gigante. Lo que hice es una selección según

mis caprichos, mis intereses, mis ganas.

¿Cómo te sentís en el rol de curador?

–Me siento raro. Lo vivo con una responsabilidad enorme. De hecho en ninguna parte figuro como curador: en París la muestra se nombraba como “Les habitants, una idea de Guillermo Kuitca”, y acá será “una mirada de Guillermo Kuitca”. No tanto por pudor como por respeto. De algún modo, creo que el curador hilvana obras de un modo más discursivo, y en este caso son muestras sin discurso, muy intuitivas aunque sé lo que estoy mostrando, con la libertad de no atar las obras a un eje curatorial, ni histórico, ni de una investigación.

Pienso que lo que hago es poner mi creatividad en un collage gigante de piezas de otros artistas.

¿Cómo ha sido tu relación con los curadores?

–Me ha tocado de todo… Cuando trabajás con un curador en una muestra antológica es muy raro que se establezca una relación complicada. En general, soy una persona relativamente fácil en el trato. Puedo tener alguna firmeza, algunas convicciones… pero soy fácil. Ahora en las muestras colectivas sí pueden surgir las dificultades: ¿por qué esta obra? ¿Por qué esta pared?

¿Qué tiene que ver esta obra con este contexto? Aparecen arbitrariedades. Sin embargo, la arbitrariedad como fuerza creativa es fabulosa. Tan importante como el talento mismo. Es de donde saco la fuerza para hacer lo que hago. Me parece que el curador no tiene ese margen, tiene que tener alguna claridad.

Sí me molestaría que una muestra no sea clara para el público, en el que me incluyo: los que vemos arte. Aun el sinsentido. La falta de claridad en el arte es insoportable. La búsqueda experimental también me interesa, y no puede ser concluyente, afirmativa, pero sí puede tener claridad en tanto búsqueda.

Toda obra, todo artista y toda constelación de artistas encierra su lógica y su expresión más clara. Últimamente estoy muy atento a eso. Cuando pierdo el hilo de por dónde fue un artista en una muestra antológica, pienso que ahí hicieron lío. Espero que mi visión en esta muestra sea la más clara posible.

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Foto de la página opuesta: Sin título. 2014 Oleo sobre madera 230 x 106 x 4 cm © Guillermo Kuitca Courtesy the artist and Hauser & Wirth Photo: Alex Delfanne

“Yo me siento muy cómodo frente a la obra de los demás, aún cuando no la entienda. Creo que lo fuerte de esta especie de rol docente es no ponerme en el lugar del que sabe, sino acompañar desde el lugar de que ni él, ni yo entendemos lo que está haciendo.”

Durante la última edición de Arco Madrid, integraste la muestra colectiva Ultramar, curada por Sonia Becce, que intervino las salas de pintura de vanguardias del siglo XX del Museo Thyssen-Bornemisza con pinturas tuyas y de Lucio Fontana, Alejandra Seeber y Juan Tessi. ¿Cómo te sentiste ahí?

–Pasé por la muestra. Ahí se trataba de algo muy parecido a la intervención, éramos visitantes en una colección constituida. No creo que la gracia fuera que la obra se fundiera con el entorno, sino una inserción de obras que iban de visita, casi en misión diplomática. A mí me tocó una sala de arte de posguerra británico, con héroes míos de toda la vida como Bacon y Freud, y justo enfrente de mi obra estaba el Fontana, con el que se establecía una especie de diálogo, un guiño a esa argentinidad de Fontana que está siempre en duda, pero hacemos bien en reclamar. Se veía bien, porque justo mi obra (Doble eclipse) era un poco más figurativa, aún dentro de una etapa abstracta, en un diálogo con obras del pasado –camas, sillas, micrófonos, lunas, charcos, caos–, una obra nocturna y melancólica.

De esta invitación especial a la Argentina en Arco, una de las críticas que circuló era que tenía un sello muy kuitquiano, si es que podemos acuñar el término, porque las dos curadoras encargadas eran afines a tu obra. ¿Sentís que existe una escuela o una corriente que responde a tu estilo, que lleva tu impronta de alguna manera?

–Primero, no conozco personas que tengan un pensamiento más libre e independiente que Inés Katzenstein y que Sonia Becce. Después, podemos hacer un paréntesis y pensar que el inicio de la Beca Kuitca es de 1991 y habrán pasado por ahí más de 130 artistas.

Probablemente, un número elevado de ellos son los artistas que hoy vemos, son mis colegas a los que admiro y sigo. Fueron mis compañeros de ruta. Honestamente, no creo que haya dejado una impronta. Estéticamente, ¡no tienen nada que ver conmigo! Por ejemplo, Diego Bianchi, Eduardo Basualdo, Juan Tessi, Florencia Bothlingk, Jazmín López, Fernanda Laguna, Magdalena Jitrik,

Matías Duville… Tienen lenguajes muy constituidos, muy formados ¡Nadie pinta camitas! Esa crítica no es cierta. La beca es un hecho, esa relación con los artistas existió. Es muy raro pensar el arte de un tiempo y un lugar fuera de los contactos entre artistas, con ese criterio debería estar prohibida la amistad entre los artistas. Yo no soy jurado nunca de nada, porque ahí sí pienso que sería un problema para los artistas que pasaron por la beca. Pero una cosa es ser jurado, y otra es la circulación o el vínculo a niveles poéticos, estéticos o de creación.

Quizás se pueda pensar que lo que les haya quedado de vos sea una forma de compromiso, de búsqueda.

–Ojalá sea eso. Es más probable que ellos hayan dejado marcas estéticas en mí, que yo en ellos. Me ha pasado de encontrarme pintando y decir ‘esto parece una pintura de Mariana López o de Tiziana Pierri’. El trabajo con las becas es muy profundo, muy largo, no está investigado, no parece estar en la agenda de la investigación del arte contemporáneo. Es una historia riquísima para entender el arte local, más allá de las categorías habituales de nuestra historiografía: los ’80, los ’90, El Rojas, Belleza y Felicidad… En esas clasificaciones perezosas no suele aparecer la Beca. Refleja lo que es: un lugar muy privado, heterogéneo, con un acercamiento genuino entre sus participantes, muy difícil de transferir como experiencia. Mi encuentro con ellos sigue siendo desde el afecto y la gratitud mutua, por el hecho de saber que en ese momento compartimos algo valioso en ambos sentidos.

¿Extrañás la beca?

–Sí, extraño. Pero me consume una cantidad de tiempo y energía enorme, y la última edición me dejó fusilado. Si bien supongo que en algún momento lo volveré a hacer, tengo que encontrar un bloque de tiempo que no tendré en los próximos dos años. Como es un programa nómade, estuvo relacionado con diferentes instituciones –Antorchas, Proa, el Centro Cultural Rojas, la Universidad Di Tella–, así que tampoco es evidente cuál sería su próxima asociación. Quizás tome el carácter de una residencia, más corta o aislada.

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Foto de la página opuesta: Sin título 2015 Oleo sobre madera 70 x 50 cm © Guillermo Kuitca Photo: Alex Delfanne

¿Cómo serán aquellos futuros becarios? ¿Se van haciendo cada vez más diferentes?

–Lo pensé. A veces trato de mirarlo con coraje. Yo me siento muy cómodo frente a la obra de los demás, aun cuando no la entienda. Creo que lo fuerte de esta especie de rol docente es no ponerme en el lugar del que sabe, sino acompañar desde el lugar de que ni él ni yo entendemos lo que está haciendo.

Si no te convertís en el gurú idiota que les dice a los demás lo que tienen que hacer. Yo partí de trabajar con artistas de mi generación, de mi misma edad o incluso mayores. Y a lo largo de casi 30 años, esa mutación generacional se va notando.

Tu edad, igual, nunca es cronológica. Cuando eras joven ya tenías mucha experiencia; cuando ya no eras tan joven, seguías siendo el joven Kuitca…

–¿Y entonces ahora qué me toca? ¡Ser un tipo grande que no tiene ninguna experiencia! Yo igual con los colegas jóvenes me encuentro a gusto, cómodo, siento que hay un respeto mutuo, pienso que puedo acceder a sus obras. En parte, uno de los motivos por los que la beca fue discontinua, fue para que en el momento en que volviera a aparecer cayera en el contexto de una nueva generación. Hoy serían artistas que no conozco, y ese es el objetivo.

¿Sos consciente de la magnitud de tu obra? En una enciclopedia de arte universal que se está publicando ahora por fascículos en un diario, había dos hojas dedicadas al arte latinoamericano –lo cual ya dice mucho– y de los seis artistas mencionados, el único argentino eras vos. ¿Cómo vivís esto?

–Qué sé yo… No tiene eso un gran peso en mí. Sé que el arte latinoamericano tiene una presencia muy distinta de la que tenía hace veinte años, pero esa lista de seis es una arbitrariedad total.

Pero vos en los ’90 ya estabas inserto en el mercado internacional

–Sí. No sé si por suerte o por desgracia esas categorías nunca aparecieron en mi horizonte. Sigo siendo el mismo tipo que cuando se pone a laburar, se pone contento cuando sale algo y se pone mal cuando no. Muchas veces las cosas no salen. Por supuesto que siento orgullo cuando estoy en compañía de artistas enormes, pero no entra eso en mi vida cotidiana y en mi trabajo.

No ando por la vida como un tipo de enciclopedia. No sabría cómo hacerlo.

Detesto la falsa modestia, y no quiero sonar así, pero no tengo la menor idea de cómo vivirlo. Es más, me pregunto si tengo que vivirlo, porque en realidad es una experiencia ajena. Son decisiones de otros los panteones o equipos estelares. No hay cómo erigirse en un éxito mundial. No juzgo igual a quien lo vive de diferente manera. Yo no soy un policía, no puedo andar con el dedo levantado. ¡Quisiera que no se hiciera! No se puede andar diciendo “ojito con creérsela”. ¡No se puede! Y además, ¿desde cuándo los artistas fueron santos?

¿Desde cuándo por portarse bien un artista es virtuoso? Portarse bien puede estar bien para cuestiones cívicas, ser buen vecino, no robar, pagar los impuestos, pero dentro del arte esos valores no son los que deben ser. Muchas veces recibo comentarios favorables como ‘sos un tipo modesto’. Puede ser, soy modesto y tranquilo, pero por favor ¡no me elogien por eso! Cada uno es como es… ser modesto quizá es mi problema. No puede ser un rasgo virtuoso.

En todo caso, lo que me hará valer será mi obra, o el trabajo de las becas que fue algo muy lindo y valioso… pero la personalidad de los artistas no puede estar en permanente discusión. Está bien, no voy a las inauguraciones ni a los eventos públicos, no me saco fotos, pero eso no me hace mejor. A lo sumo me hace más tímido o más fóbico

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Foto de la página opuesta: © Guillermo Kuitca Sin título 2015 Oleo sobre tela 263 x 282 cm © Guillermo Kuitca Courtesy the artist and Hauser & Wirth Photo: Alex Delfanne

Hablando de cómo vivir el éxito –o cómo no saber vivirlo–, ¿Qué pasa con su opuesto? ¿Pensás en la posibilidad del fracaso alguna vez? ¿Te preocupa?

– Hay varios niveles de fracaso. Una cosa es que una obra no salga, y bueno, la reciclo en mis diarios –forra con la tela fallida la mesa redonda donde trabaja todos los días, y se va construyendo una nueva obra con las inscripciones y dibujos automáticos que van saliendo sin querer; serie que lleva décadas haciendo y que es un registro de su vida–. Les doy una segunda oportunidad.

Pero también está el fracaso de las decisiones equivocadas en la carrera, con muestras más o menos exitosas, con más o mejores críticas o atención del público… toda esa gama de cosas que van del mercado a la materialidad. Eso en algún lado está. Me acostumbré tanto a no exponer en la Argentina que mi medición de mis fracasos y mis éxitos es muy relativa. Si yo me voy de una muestra al día siguiente de la inauguración pierdo contacto no solamente con lo bueno sino también con lo no tan bueno de eso. Tuve recientemente una inauguración muy linda en Londres, me sentí muy halagado, pero no tengo ni idea de lo que pasó al día siguiente. A lo mejor no entró nadie a la galería.

Claro que las galerías me pasan el reporte de las ventas, y bueno, yo no salté de un día al otro. Mi carrera es tan larga y constante, que no hay baches ni picos. No estoy exento del fracaso, no es que las cosas me salgan bien todo el tiempo. Quizá quedan algunas cuentas pendientes. Hacer el libro de dibujos, por ejemplo, es un logro personal porque lo que van a aparecer ahí son obras que estuvieron guardadas, no vistas durante treinta años, algunas. Para mí descubrir que en esa montaña de 4000 obras había 500 que valía la pena mostrar, fue como cambiarle el signo a algo que alguna vez había visto como un fracaso. Tuve una impresión de mí mismo durante ciertas épocas de mi vida en la que mi obra no había sido lo suficientemente interesante. Volver a verla con una distancia tan grande, fue cambiarle el signo a algo que era un olvido, de esos que pesan, que uno no quiere volver a ver. Como todo artista, y como todo ser humano, estoy expuesto al fracaso.

¿Cuál es tu fuente de felicidad y alegría hoy?

– Inevitablemente la vida afectiva es lo que está por encima de todas las cosas.

Estar acompañado, saber que hay alguien que querés y te quiere, está muy por arriba. Claro que hay otras cosas que te da la vida, y yo soy un tipo con mucha suerte. Si llego a conectarme con esa suerte digo ¡qué bueno!, pero a veces me olvido y ando como perro… no me acuerdo el dicho… ¡como bola sin manija! Hablando de eso, ¡cómo extraño a mis perros! Ya pronto llegarán uno o dos perritos, pero estoy esperando a terminar de arreglar la casa. ¡Los quiero recibir con todo lindo! Siempre tuve labradores, y tuve experiencias tan buenas… Pero conozco perros rescatados que son maravillosos. Me fascinan los perros. Me dan alegría. El trabajo también me da alegría lo mismo que el contacto con mis colegas. Cuando paso períodos sin trabajar, me doy cuenta de que a la semana de no estar comprometido con ningún proyecto cambia mucho mi humor. Siempre es una salvación. Soy poco original: el trabajo y los afectos es donde más se juega la alegría.

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Guillermo Kuitca David’s Living Room Revisited, 2014 A room by Guillermo Kuitca after David Lynch’s installation Untitled (2007) Commission for the exhibition Les Habitants, Fondation Cartier pour l’art contemporain, Paris, 2014 Photo © Olivier Ouadah

Markus Åkesson «En el Bosque»

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Markus Åkesson

En el Bosque

En algún lugar a medio camino entre neofiguración, surrealismo y realismo mágico, el pintor sueco Markus Åkesson desafía con sus obras la lógica que rige nuestra realidad ordinaria.

Heredero de la gran tradición artística de la vieja Europa e inspirado en los bosques que son su hogar en Nybro, Suecia, el artista propone un juego hacia un territorio incierto, imaginado, en el que la naturaleza es continente del hombre, medium, creadora y única conexión con el mundo invisible.

Cargadas de suspenso, sucesos inesperados, simbolismos complejos y con frecuencia teñidas por un ambiente denso y poético, sus pinturas remiten también al estilo críptico de los pintores renacentistas.

A través del despliegue de una narrativa engañosa y haciendo uso de todo aquello que proviene de los márgenes del sueño, de lo que habita en los umbrales de este y otros mundos, Akesson explora temas como la parasomnia, la ilusión o el descenso a una realidad paralela

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Now you see me, 2018, Markus Åkesson, 180x140cm, oil on canvas.
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Now You See Me (Opium), 2018, 180x140 cm, oil on canvas, Markus Åkesson.

Invirtiendo las apariencias, el artista altera y transforma la percepción del espectador, convirtiéndolo en testigo de escenas domésticas y sobrecogedoras en la cuales sujetos solitarios y meditativos observan sin inmutarse un drama que ocurre dentro y fuera de sus cuerpos, en medio de escenarios austeros y desapacibles.

En La habitación de la vida y la muerte (2013), por ejemplo, una niña pequeña observa un zorro que salta ante sus ojos intentando atrapar un faisán que vuela a escasos centímetros de su boca abierta. En el fondo, una pared de madera minusciosamente tallada transforma la percepción de la escena: a pesar de toda su vivacidad, este ataque no está sucediendo realmente y los animales son simplemente una naturaleza muerta que solo ofrecen una ilusión de vida.

En obras como Ahora me ves (2018), Nunca quise que te fueras (2016) y La caza del unicornio (2017), las figuras humanas en primer plano interactúan con el paisaje y las escenas del papel tapiz del fondo, manifestando la cualidad recíproca y evanescente de la vida y la muerte.

Como un recordatorio permanente de la capacidad introspectiva de la mente y la dualidad del espirítu humanos, de la comunión invisible e indivisible del hombre con la naturaleza, de las posibilidades físicas y metafísicas del mundo que habitamos, el agua, los cráneos, los bichos, las hojas, la magia, la oscuridad y los niños en las obras de Markus Akesson son un viaje hacia el turbulento descubrimiento que implica estar vivos y desapareciendo.

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I never wanted you to leave, 2016, Markus Åkesson, oil on canvas, 210x180cm.

Entiendo que ni tus padres ni tu entorno están vinculados al arte o la cultura.

¿Cómo nació tu interés por la pintura?

Markus Akesson: Crecí en el campo sueco rodeado de bosques profundos.

Jugaba mucho solo cuando era niño y siempre me sentaba y dibujaba, pero nunca pensé que realmente pudiera ser una verdadera profesión. Cuando crecí, trabajé en muchos trabajos diferentes y un día conseguí un trabajo como grabador de vidrio. De repente me encontré en un entorno donde sentí que encajaría. Luego, comencé a pintar y sentí una gran necesidad de expresarme a través del arte en lugar de la artesanía.

¿Cuáles dirías que fueron tus mayores influencias artísticas?

Markus Akesson: Al principio me fascinaron todos los maestros antiguos, Picasso,

Monet, Degas, y luego comencé a interesarme por los simbolistas. En este momento, estoy mirando mucho a los prerrafaelitas y al movimiento de

Artes y Oficios que se originó en Gran Bretaña a principios de siglo.

Tus pinturas muestran un hábitat pictórico de ensueño que es y no es, al mismo tiempo, un espacio diferente al nuestro. Parece tener sus propias reglas, lógica y estructura, pero algo de lo que vemos nos resulta familiar y cercano.

¿Por qué nos identificamos con estos personajes a pesar de lo extraño del entorno?

Markus Akesson: Me resulta muy difícil etiquetar mi propio trabajo y, a veces, incluso explicarlo. Supongo que veo mi trabajo como una búsqueda de algo.

La pintura es su propio lenguaje y creo que hay un tipo de preguntas que sólo pueden responderse a través del arte. Mi mundo de imágenes se ha convertido a lo largo de los años en una especie de realidad paralela, un mundo subyacente. En mis pinturas a menudo utilizo el bosque, el bosque como símbolo de este mundo. Muchas veces siento que solo necesito abrir esa puerta para entrar y echar un vistazo. Puedo vislumbrarlo cuando me encuentro con personas o con objetos. Colecciono curiosidades que me interesan, y mi estudio está repleto de ellas. Tiendo a verlos como símbolos o como actores en un mundo de símbolos. Representan algo que existe en otros mundos o en tiempos diferentes.

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Psychopomp Club (in front of the cabinet), 2014, oil on linen, 100x120cm.
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The Woods (New vision), 2014, Markus Åkesson, 100x120cm, oil on canvas.

Hay una dimensión psicológica muy presente en tu obra. Aunque la definas como neofigurativa, también tienen algo surrealista; en América Latina podríamos relacionarlo con el realismo mágico. ¿Cómo elegís los temas de tus obras? ¿De dónde vienen los personajes, los rostros y la historia que cuentan?

Markus Akesson: Los sueños y la interpretación de los sueños siempre me han intrigado, y estoy interesado en el trabajo tanto de Freud como de Jung. Me fascina cómo se crean los símbolos y cómo se cargan. Tomemos, por ejemplo, el búho. El búho puede ver en la oscuridad, simboliza la sabiduría y mira a lo oscuro. A través de un simple símbolo podemos acceder a preguntas sobre conceptos complejos como el futuro y los mundos paralelos. Otro fenómeno interesante son las cosas que no existen, pero al mismo tiempo lo hacen; criaturas mitológicas como el unicornio. Todos tienen la misma imagen en sus mentes cuando escuchan la palabra “unicornio”, pero los unicornios no existen. ¿O ellos, como la palabra, nos hace a todos referirnos a una imagen similar?, ¿qué significa eso?, y ¿qué criterios son necesarios para cumplir para la existencia?, ¿es que algo debe existir físicamente? Un sueño no lo hace. Pero pocos de nosotros argumentaríamos que los sueños no existen.

Además, de pintar también sos escultor. ¿Cómo creés que la escultura contribuye a tu proceso artístico?

Markus Akesson: Siempre he trabajado con esculturas, pero en menor medida.

Me fascina trabajar con esculturas y objetos, parecen ser reales de una manera diferente. Mientras veo mis pinturas como ventanas hacia otro mundo, los objetos están ahí frente a ti, físicamente en el espacio. Pero la búsqueda es la misma para mí, solo otra forma de hacerlo.

La figuración como rama de la pintura ha pasado por muchas etapas a lo largo de la historia.

¿En qué punto creés que está hoy?

Markus Akesson: La pintura figurativa fue primero hegemónica en el arte y luego se convirtió en un género en la pintura. Ahora parece que la disciplina de la pintura en su conjunto se ha convertido en un género en el arte. Pero a veces no tiene sentido etiquetar cosas. Hoy, siento que el tema es lo importante y que la técnica artística se ha convertido en un medio entre muchos para expresar algo. Creo que es agradable y liberador que el campo del arte se esté expandiendo.

¿Cuál de todas tus obras es la que más te gusta o la que mejor te representa y por qué?

Markus Akesson: Es una pregunta difícil de responder. Creo que todas mis obras me representaron bien cuando las hice. Mi enfoque está cambiando un poco todo el tiempo y me emociona saber dónde me llevará a continuación. 

DISMORFIA, LA BELLA DURMIENTE Y OTRAS HISTORIAS

MARKUS AKESSON

Una tela verde brillante, cubierta con pequeños monos marrones, esconde un cuerpo. En la siguiente pintura, la tela es un patrón floral hermoso. Pesado.

Y luego, un brocado iridiscente de blanco y rojo, tela muy común en la ornamentación oriental.

¿Quién o qué se cubre debajo de estas telas en las pinturas?

La serie “Dysmorphia” de 2018 de Markus Akesson retrata cuerpos en posturas que normalmente están reservadas para los retratos. Las telas son seductoramente hermosas. Los patrones son del tipo que se han popularizado y reproducido innumerables veces en todo el mundo. Estos son los materiales que se encuentran en los hogares como cortinas, pero también han sido populares en vestidos y camisas.

Pero, ¿quién es la persona que está bajo un velo en la pintura? ¿Y por qué está cubierto su cuerpo? El arte central de Markus Akesson es la tensión entre la belleza abierta y seductora y lo que está oculto a la mirada. “Dismorfia” es un término médico. Es una condición psicológica donde el paciente afectado se fija en una experiencia de insuficiencia corporal. Quizás una nariz que sea demasiado grande, un cabello que no sea lo suficientemente hermoso o posiblemente pechos que no tengan la forma correcta. Pronto, esta fijación ha ocupado tanto espacio en la mente del paciente que afecta la relación con los demás y con el entorno circundante. La condición prevalece tanto en hombres como en mujeres y con frecuencia se introduce durante la adolescencia.

Sabiendo el significado del título, la serie “Dysmorphia” puede interpretarse en muchos niveles diferentes. ¿Qué es lo que queremos ocultar en nuestras relaciones con otras personas? ¿Qué queremos acentuar? ¿Nuestra ropa, nuestro maquillaje y otros atributos que indican una asociación cultural nos pueden proteger en nuestra relación con los demás y con nosotros mismos?

¿O son la depresión y sus condiciones asociadas, de hecho, señales espirituales?

¿Son una especie de protección en la oscuridad del inframundo y una guía para aquellos que nos aferramos obstinadamente a los signos estéticos y físicos conectados a las historias sobre quiénes somos?

Las imágenes de Markus Akesson suelen estar habitadas por niños y adolescentes.

Se encuentran entre la infancia y la edad adulta, entre el sueño y la vigilia, entre la presencia y el sueño. En dos pinturas de 2018, “Sleepwalker” (Niño con kimono floral) y “Sleepwalker” (Niña con blusa floral), incluso los párpados de los sujetos están en algún lugar entre abiertos y cerrados. Este estado de ensueño abarca varios años en su práctica pictórica, desde la representación de mundos de juego fantásticos en “The Woods” (Escape from Kopetania), 2013, hasta los caminos más oscuros de la fantasía y la obsesión en “Dysmorphia”.

En la serie “Sleepwalker”, se está investigando el fenómeno del insomnio. Las obras de arte forman parte de la exposición “Insomnia” en el VIDA Museum & Art Gallery, del 19 de mayo al 24 de junio de 2018.

Como fenómeno, el sonambulismo tiende a ubicarse entre los estados de transición que pertenecen principalmente a la infancia. En cambio, los adultos y adolescentes a menudo son afectados por el insomnio. Una de las obras clave en la exposición es la obra “Cuando nos contaron sobre la noche”. La pintura muestra a dos niñas, de entre seis y ocho años. La mirada de una de las chicas se encuentra con la nuestra, pero la otra mira hacia adentro, con la barbilla y la boca apretadas contra sus rodillas. El título sugiere gravedad en su situación. ¿Es la noción de muerte dando a conocer su presencia por primera vez?

Pero volvamos a otro cuadro, también habitado por jóvenes en un estado de ensueño. La pintura tiene un fondo boscoso. Se llama “La bella durmiente”, que también es el título de la exposición retrospectiva de Markus Åkesson en Kalmar konstmuseum, del 10 de febrero al 29 de abril de 2018.

En un bosque oscuro, una luz cae sobre una niña que yace en una vieja cama de hierro, del tipo que se puede encontrar en los viejos hospitales. La niña está rodeada por siete personas, niñas y niños de diferentes edades. Una mujer sostiene la mano de un niño pequeño que la mira fijamente. La suya es la única mirada que se dirige hacia otro humano. Hay algo de expectativa en el momento. ¿Qué están esperando? ¿Está durmiendo? ¿Por qué ha doblado sus manos sobre su estómago? La niña está vestida de rojo, el color de la sangre y la energía, y su rostro está al mismo tiempo tranquilo y preocupado. ¿No es casi la hora de levantarse? 

En 2005, el gobierno sueco llevó a cabo una investigación sobre “niños refugiados apáticos”. Esta fue una serie de casos que recibieron considerable atención de los medios, en los cuales los niños refugiados parecían completamente apáticos, incapaces de levantarse de la cama. Algunos argumentaron que era una pasividad fingida, mientras que otros lo vieron como un efecto natural de experiencias traumáticas vividas en su país de origen, seguido de la pesadilla burocrática que rodea los permisos de residencia y la posibilidad de deportación una vez que llegaron a Suecia.

“Los niños refugiados apáticos” también fue mi propia asociación con respecto a la obra de arte, que captó mi interés la primera vez cuando lo vi en las redes sociales. La pintura “La bella durmiente” despertó interés nacional cuando la escuela que había encargado el trabajo, como parte de una instalación de arte público, decidió retirarla. ¿Por qué? A la escuela le preocupaba que la pintura pudiera conducir a impulsos de autolesión entre los estudiantes.

Al final se llegó a un acuerdo; la obra de arte fue instalada en la biblioteca de la escuela. Un lugar apropiado, se podría decir. Hay muchas historias escondidas en una biblioteca, libros y sagas que se relacionan con el tema de este trabajo.

Comencemos con la opción obvia: la bella durmiente.

La bella durmiente durmió durante cien años. Durmió porque pinchó su dedo en una espina, tal como lo había predicho la bruja malvada. Pronto, un matorral de rosas creció a su alrededor. Los campeones intentaron en vano penetrar en este bosque, pero solo uno lo logró, besó a la bella durmiente y fue recompensado con su amor virginal. Los arquetipos son útiles, viajan a través del tiempo. Muchos de los temas que se repiten en el trabajo de Markus Akesson son del tipo con el que muchos de nosotros podemos relacionarnos.

Crean reconocimiento asociados al mundo de los cuentos de hadas. Juegan en nuestra imaginación y en el mundo de nuestros sueños. “Sleeping Beauty” es el nombre en inglés de la sueca Törnrosa, una saga que aborda cuestiones de pureza, inocencia y amor verdadero. Cuestiones universales y existenciales con las que tanto los individuos como las comunidades continúan luchando, preguntas que son interesantes de plantear en el mundo de la educación. ¿Por qué, entonces, la escuela se volvió tan vacilante cuando se entregó el trabajo encargado?

UN BOSQUE OSCURO

Desde el principio, “El bosque” fue una parte clave para el encargo que había hecho la escuela sueca. El bosque es una alegoría recurrente en el contexto del aprendizaje y el conocimiento. Acababa de iniciar el trabajo de escribir este texto cuando recibí una invitación a la primera conferencia de padres y maestros al final el ciclo lectivo en la escuela de mis hijos en la pequeña aldea

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Installation image, solo exhibition “Insomnia”, VIDA Museum, Sweden, 2018.

de Gärdslösa en Öland. La reunión comenzó en la cafetería de la escuela. La sala estaba abarrotada y unas tablets de lectura habían sido colocadas alrededor, todas con la misma imagen, una foto de un bosque. Los maestros que nos dieron la bienvenida tenían sus propias tablets, con la misma imagen del bosque en ellas. Pronto llegó el momento de que la directora de la escuela hablara.

Habló de conocimiento y desarrollo académico. Para apoyar la lógica de su discurso usó la imagen de un bosque. “Buscar conocimiento es similar a salir hacia un bosque desconocido”, dijo. “Para desviarse del camino y encontrarse en un lugar desconocido. Para luego alejarse un poco más lejos del sendero».

LA MÁSCARA QUE OCULTA Y TRANSFORMA

Una niña está parada en una habitación con vitrinas. Es casi posible percibir la temperatura; el aire es probablemente fresco y seco. La niña lleva una máscara; se supone que se parece a un cráneo. Pero en su máscara, la cara de la niña se vuelve casi como la de un animal, como una figura atrapada en un carnaval con un toque de pena. El cuadro se llama “Psychopomp Club” (En frente del gabinete) y nos encontramos con la niña nuevamente en un segundo cuadro de la misma serie: Psychopomp Club (Esqueleto de gallina), pero aquí el gabinete de exhibición está en primer plano. Dentro del gabinete, junto a las capas de vidrio que refuerzan la idea de que somos observadores que observan a otro observador, sitúa un modelo anatómico de un cerebro.

La máscara es un símbolo que muchos de nosotros reconocemos. Es un fenómeno recurrente en el arte y la literatura. La máscara oculta y transforma.

Toca la imaginación. En el libro Ficciones, del escritor argentino Jorge Luis Borges, hay una historia corta en la que una máscara juega un papel central.

La historia retrata el horror de una pesadilla con precisión exacta. En un espejo, Borges se ve con una máscara. ¿Qué hay detrás de esto? ¿Quién? ¿Es la cara que encontramos en un sueño diferente a la que vemos en el espejo: el espejo refleja otra interpretación pictórica inversa de nosotros mismos? ¿Es la máscara del mundo adulto la que los niños llevan en la serie “Psychopomp Club”? Sus expresiones faciales debajo de las máscaras son serias, quizás incluso tristes. ¿O estoy leyendo en la tristeza? Una vez más, el artista está jugando con nuestra imaginación y nuestra fantasía, nos lleva a nuestros propios caminos internos.

Existe una similitud entre las imágenes sugestivas de Akesson y el mundo del cine. Como ejemplo, el aclamado director de cine Lars von Trier es a menudo criticado por lo que se percibe como manipulación en su dramatización y representación de sus personajes. Estamos hechos para sentir la angustia de Selma en la película “Dancer in the Dark”. Sufrimos con Bess mientras se sacrifica en “Rompiendo las olas”. En “Melancolía” seguimos el escape mental de Justine hacia el terrible pero aleccionador panorama de la depresión. Melancolía es además una película con una estética estrechamente relacionada con el mundo visual de Markus Akesson. La película ofrece referencias directas a la obra de los prerrafaelitas, un estilo de pintura de mediados del siglo XIX donde los motivos clásicos de la belleza y la muerte engendraron un acercamiento espiritual al mundo físico, que quería liberarse del arte rígidamente académico practicado por los contemporáneos del grupo.

RASTROS ESPIRITUALES EN EL PATRON Y LA FORMA

¿Quiénes eran los prerrafaelitas? Los tres artistas John Everett Millais, William Holman Hunt y Dante Gabriel Rossetti fundaron la Cofradía prerrafaelista (PRB) en Inglaterra en 1848. El nombre, un tanto intrincado, se deriva del pintor renacentista Rafael. Millais, Hunt y Rossetti querían volver al espíritu del arte que existía antes de Rafael y Miguel Ángel, un espíritu que percibían como presente en la pintura italiana del siglo XV en particular. Los prerrafaelistas se deleitaron con los detalles y el estudio detallado de la naturaleza exuberante, pero también se arraigó en su trabajo una fuerte conciencia social. El grupo central estaba formado por siete artistas, pero muchos más trabajaron en el mismo sentido. En las pinturas de Markus Akesson, encontramos tanto la riqueza en detalle como la meditación sobre cuestiones y condiciones existenciales. Los animales muertos, y A menudo taxidermeados, se encuentran en el lugar equivocado, como una sala de estar. Estas imágenes capturan nuestra mirada y nos encierran en un estado casi meditativo. Pero el motivo en sí no está atrapado en la quietud. Hay un movimiento congelado, tanto en la representación del animal embalsamado o recientemente matado, como en la representación de la mirada de un niño.

En muchas de las pinturas de Markus Akesson, los símbolos se repiten en diferentes formas, a veces como el sujeto dominante en primer plano, otras como uno de los muchos objetos que juntos cuentan una historia de la vida, la muerte y el más allá. Centrándonos en la otra vida volvemos brevemente a la pintura en la serie “Psychopomp Club”.

¿Qué significa “Psychopomp Club”? La búsqueda de la palabra “psicopompo” nos lleva de vuelta al mundo de la mitología y la tierra de transición entre la vida y la muerte.

Un psicopompo es un guía, un espíritu, un dios, un demonio o un ángel, que en la mitología de la mayoría de las religiones actúa como un espíritu guía cuando una persona recientemente fallecida viaja al próximo mundo. En

“Psychopomp Club”, el concepto de muerte se introduce a través del modelo de cerebro mencionado anteriormente y en el esqueleto de la gallina. El ave muerta vuelve a aparecer en otras pinturas de 2014, por ejemplo, en “The Room of Life and Death” (aquí representada como un faisán que huye) y también el modelo médico, más estilístico de un corazón humano. Las aves mueren rápidamente. Un rápido estiramiento del cuello del ave acaba con su vida.

El esqueleto de un pájaro es liviano, fácil de aplastar, liviano para permitir el vuelo en vida. Quizás esa es la razón por la que las aves se representan tan a menudo en relación con la muerte. Uno de los dioses a los que Markus Akesson

se refiere a menudo es el Dios egipcio Thot. El psicopompo Thot toma la forma de un hombre con cabeza de ibis. Él es el encargado del registro cuando se pesan los corazones de los muertos. Cerca de ocho millones de aves ibis fueron momificadas en Egipto en honor de Thot entre 1100 a. C. y 30 a. C. En las pinturas de Åkesson encontramos el esqueleto de ibis en “La habitación de la vida y la muerte”, “Belleza” y “La calavera de Ibis”.

Pero volvamos ahora a la pintura “La bella durmiente”. Curiosamente, el motivo representado en la pintura había sido espacialmente pedido, la escuela había pedido un bosque oscuro. Markus Akesson viene de Småland. Su estudio se encuentra en una pequeña comunidad llamada Nybro. Nybro está rodeado de bosque. Como lugar, en muchos aspectos es el epítome de Småland. Los estándares arquitectónicos suecos que caracterizan las calles, las pequeñas tiendas y comercios locales y el tráfico que conduce a las ciudades más grandes de Växjö y Kalmar. El Reino del vidrio con sus fábricas de vidrio, los restos de su arquitectura industrial, los majestuosos “palacios de los trabajadores” que esperan a los turistas. Más allá de todo, se encuentra el bosque, vasto e ilimitado, un paisaje plano que hace imposible localizar un horizonte.

Hay una tensión en las pinturas de Markus Akesson. El tema es cercano y rico en detalles. Es como si la mirada o una cámara se hubieran detenido en un detalle, fascinados por cierto patrón, o por una luz que golpea y resalta una parte particular del cuerpo: un cuello, un dedo, la punta brillante de una nariz, una mejilla sonrojada.

La bella durmiente es grande, pero incluso en esta pintura solo se retrata una escisión del pie del bosque; las raíces anudadas, palos secos y las piedras revestidas de musgo. Incluso entre las piedras y los cuerpos surge un patrón y la espera, las personas en reposo, se fusionarán en una sola entidad.

Joanna Sandell

Directora del Museo de Arte

Pablo Reinoso «La armonía es posible»

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Les trois Grâces (2012)

Pablo Reinoso

La armonía es posible

El imponente Castillo de Chambord y sus bellos jardines son el escenario de la actual exhibición del franco-argentino Pablo Reinoso (Buenos Aires, 1955).

Reconocido artista y diseñador, Reinoso está convencido de que la armonía entre el ser humano y la naturaleza es posible. Y aún cuando no lo explícita, existen indicios en su trabajo que aventuran la posibilidad de un equilibrio.

En ese sentido, al “subrayar los ciclos de la vida”, su obra “invita a cuestionar el lugar del hombre pero también el de los recursos y su agotamiento”, tal como señala el curador Yannick Mercoyrol, director de programación cultural del histórico sitio. Castillo medieval, con elementos y detalles decorativos influenciados por el Renacimiento, Chambord pertenece al estado francés y es Patrimonio Mundial de la Humanidad (UNESCO). Es uno de los castillos más visitados de Francia e incluso fue inspiración para la fantástica película animada.
La bella y la bestia de Disney; queda a dos horas al sur de París.

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Fotografías: Rodrigo Reinoso
Textos por: Victoria Verlichak

De desbordes y derrames

Trabajar y exhibir en el Castillo y en sus magníficos jardines es un sueño para muchos artistas. Privilegio convertido en realidad, Reinoso supo aprovechar el desafío, trabajar y disfrutar. Más cuando tuvo carta blanca para “adueñarse”del lugar. La maravillosa exposición DÉBORDEMENTS (Desbordamientos) no habla de inundaciones ni desbordes psicológicos sino que visibiliza la enorme capacidad de Reinoso de transformar y otorgar nueva vida a objetos funcionales, del diseño y la arquitectura. Sus audaces piezas alteran aspectos de lo cotidiano y del hábitat, aluden a la historia del arte, cuestionan la relación de los humanos con el espacio que los rodea, con el paisaje. Una selección de cincuenta piezas recorre cuarenta años de trabajo del notable artista, como su serie Articulations (2018-2019); esta es una versión más reciente, la exploración de estas formas comenzó en los años setenta. En el interior y exterior del majestuoso escenario, las obras trazan el camino de la fecunda trayectoria de Reinoso, comenzada en Buenos Aires en 1973, hasta la actualidad.

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El Virapita (1975)

Los materiales se desbordan, florecen de modo impensable, resultando en sorprendentes y exhuberantes obras que más allá de lo establecido, de lo imaginado, como en las series Bancos de espaguetis o Thoneteando, aquí se muestra el conjunto Thonet 21 (2006), esculturas a partir de las sillas Thonet, uno de los primeros objetos de diseño industrial del siglo XIX. Reconocido por una producción artística multidisciplinaria, Reinoso manipula la madera, modela el aire, trabaja el hierro, cincela la piedra, pinta el papel.

Alocadas, las tablas de un banco trepan al cielo, como Mirador Château (2018), se enrulan en Curly Bench (2019) o parecen abrazarse para bailar en Two for

Tango (2012), caen en cascada de un piso a otro como Enredamaderas (2009) en Malba, se inclinan para el costado como en Promenade Chambord (2022) o Le grande parole (2022), (La gran palabra). Ciertas franjas de madera de un marco, destinado a soportar y proteger una imagen, se desprenden y se independizan formando Les trois Grâces (2012), (Las tres gracias). Otras vetas se rebelan y enredan como plantas; Lacoonte (2014) remite de manera abstracta al sacerdote del mito griego atacado por la serpiente. Precisamente, muchos de sus trabajos borran los límites entre abstracción y figuración.

Algunas piezas embolsan el aire en telas ultralivianas e inventan diversas formas, colores y tamaños, son sus “obras respirantes” producidas a partir de 1995. Recrean la regularidad de la respiración de los pulmones. “Aludían al hábitat en su primera metáfora: el cuerpo”, dijo entonces el artista. Ahora, con otra versión de estas “obras respirantes” monocromas, Reinoso intervino el centro de la famosa escalera de doble hélice diseñada por Leonardo Da Vinci, hecha de tal manera que las personas que ascienden y que descienden jamás se encuentran; sí pueden verse a través de pequeñas ventanas.

Es la primera vez en la historia del Castillo que un artista es invitado a trabajar en la misma; allí despliega una instalación de tela de 18 metros llamada À Double Soufflé (Viento doble). El rítmico movimiento de estas esculturas blandas, que simulan la inhalación y exhalación, es producido por un ventilador interno eléctrico, que se detiene automáticamente a intervalos regulares. Así, alternativamente, la instalación con 132 respirantes se infla y desinfla, silbando ligeramente. La instalación “vive” en el interior de esa asombrosa escalera caracol. El talento de Reinoso se multiplica.

En conversación con esa estructura arquitectónica única diseñada por Da Vinci, también la icónica escalera de doble hélice es fuente de inspiración para

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À Double Souffle (2022)
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Eclosion (2021)
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Mirador Château (2018)

la monumental escultura de acero y piedra con su núcleo hueco de siete metros. Révolution végétale (dapres Leonard) -Revolución vegetal (según Leonardo)- (2022), se yergue y eleva frente a la fachada del Castillo. Aunque aquí no hay peldaños; fueron transformados en ramas que parecen buscar la luz. La pieza es una de las 23 obras de sitio específico creadas para la exhibición. La mayoría de las obras nuevas están desplegadas en los jardines, dialogando con el fabuloso entorno natural y con la arquitectura de Chambord.

Alrededor de la fachada se instalaron andamios que sostienen una gigantesca obra gráfica impresa, de 45 metros de alto. Entrelacs (2022), (Entrelazados), aparece como un continuo de fibras vegetales, quizá raíces, que abrazan el frente del Castillo. En blanco y negro, la instalación refleja una imagen de la serie de tinta china sobre papel realizada durante su residencia en Chambord, mientras planificaba la gran muestra en el transcurso del confinamiento de la pandemia: en el interior del castillo se exhiben siete tintas de esta serie.

DÉBORDEMENTS quedará en Chambord durante el verano europeo, hasta el 4 de septiembre, con el patrocinio de la Comisión Nacional Francesa para la

UNESCO. A propósito de ésta y en paralelo, la galería Xippas de París exhibe trabajos experimentales e históricos, como El Virapita, 1975, temprana pieza de madera con pulidas y lustrosas formas.

Sus obras forman parte de renombrados museos alrededor del mundo; en Buenos Aires integran las colecciones de Malba y del Museo de Arte Moderno.

En 1997, emplazó Memorial en el Colegio Nacional de Buenos Aires, en homenaje a los estudiantes desaparecidos por el terrorismo de estado. Construida en bronce, la pieza escultórica consiste en una lista de nombres enmarcada por una forma amorosa que la recibe, que la arrulla, que está abierta al testimonio pero no a la resignación. En la Isla El Descanso, una variante de metal de sus “bancos espaguetis” se ensambla con el generoso paisaje vegetal del Tigre, en la provincia de Buenos Aires. En diciembre de 2019 donó una escultura de seis metros de altura a la Ciudad de Buenos Aires. A la manera de un árbol, Aires de Buenos Aires está desplegada en la Plaza Ramón Cárcano, en el barrio de Recoleta.

Hijo de prestigiosos psicoanalistas y de madre francesa, Pablo Reinoso estudió arquitectura y se formó como escultor. Reside en Francia desde 1978, cuando su familia se exilió durante la dictadura militar (1976-1983). Vive y trabaja en una gran casa-taller en el barrio parisino de Malakoff.

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Soleil (1993)
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Series Les Articulations (2018-2019)
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Révolution Végétale (after Leonardo) (2022)
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La grande parole (2022)