Sí tengo fé en el resultado de su interacción y en su propia naturaleza ya que cada material que utilizo lo conozco realmente a fondo. Los materiales pueden ser desde pigmentos, ácidos y hasta un simple grafito, pasando por lacas, barnices, etc. El abanico es inmenso y con los años fui expandiéndolo como un bandoneón que expande su fuelle para “tomar aire”. Así también se expandieron las opciones con cada nuevo material que sumaba, dándole más lugar a la diversidad y así más opciones y “aire “ a mis libertades creativas. Tal vez como el rasgo de un alquimista hablando poéticamente. Los materiales en soledad los veo obsoletos, algunos carecen de carácter y en muchos casos hasta de sentido como para ser opciones en distintas propuestas creativas; como si tomara los elementos separados para hacer una torta! Pero también el contrapunto es que su convivencia e interacción pueden hasta crear vida. Eso es lo mágico! Esa es la magia. La vida también me parece enorme, mis obras necesitan tener otro tamaño, necesitan respirar, vivir. Pero todavía no llegue a esa escala buscada en mis sueños. La “gran” obra es la búsqueda permanente.
MCB: Y llega el momento del concepto que, a mi entender, siempre existe en la obra aún cuando el artista crea desconcertó. ¿Cómo te relacionas con la reflexión teórica que vos mismo ejerces sobre tu trabajo: partes de una idea o va apareciendo en el hacer?
SM: Siempre confío en mi instinto, siempre fue y será así. Sólo dejo que suceda lo que tenga que suceder y sí lo que hago es decidir qué elementos van a interactuar entre sí en ese momento especifico y objetivo que es parte de la evolución de la obra. Todo está relacionado y solo lo que tengo que hacer conscientemente es observar lo que ocurre en el soporte o en el objeto intervenido como si estuviese esperando un milagro con una mirada casi de asombro infantil, como cuando observaba la puesta de sol mientras los colores danzaban y jugaban en el cielo hasta desaparecer. En este caso sin desaparecer. El concepto está acechando casi inconscientemente y misterioso observándolo todo desde otro lugar. En el momento de la creación no interviene directamente, pero siempre se que está detrás de cada pulsión gestual que en ese momento es la protagonista, es física es casi animal. El razonamiento aparece en breves destellos para tomar ciertas decisiones y con la noción de que no todo sea azar ya que no tendría un sustento ni una búsqueda real. No le exijo a la obra que “sea”. Ella me permite ser a mí.
MCB: “Mind Games” fue tu última serie y lleva el mismo nombre la muestra que hiciste en Mundo Nuevo Art Gallery en Agosto-Septiembre 2021. Tengo el honor de haberte acompañado en la curaduría y me gustaría compartieras con el lector la experiencia de trabajar una muestra íntegramente en condiciones de confinamiento por la pandemia: ¿Qué te motivó a hacerla, cómo trabajamos, cómo se pensó la estructura, título, montaje de la muestra?.
SM: El honor de trabajar juntos y poder compartir otra bisagra artística en mi vida es totalmente valorado por mí. Todo lo que pasó desde un principio fue respetar la simple respuesta visceral en el momento que ocurrió y la evolución de esta reacción como una forma de supervivencia artística analógica a la vida propia como artista y como ser humano en ese momento especifico que estaba transitando de una forma violenta la sociedad, toda la humanidad. Fue reacción y consecuencia. La motivación no la necesité en ningún momento. Fue como un tsunami en donde la vida y la muerte se sacudieron violentamente. En donde los parámetros sociales cambiaron radicalmente y el miedo tomó el protagonismo como nunca antes observe en mis años de vida. Solo viví la experiencia. El trabajo en conjunto terminó de armar ese rompecabezas guiado por una pulsión pura. El título fue una decisión perfecta, exacta, certera y parte de la letra de Mind Games refleja de una forma casi asombrosa el juego de la mente que todos jugamos y jugaremos por siempre… Todo lo demás, desde la curaduría , la disposición de las obras respetando la impronta del atelier representado en la galería y la fluidez energética de las decisiones puntualmente exactas fue lo que me permitió descansar por un momento y observar desde fuera lo que había sucedido y eso significa siempre mucho para mí como artista. El poder tomar distancia no es simple. Y el trabajo en conjunto me permitió darme ese descanso. La experiencia de Mind Games fue totalmente extraordinaria.
MCB: Un detalle no menor es que tu trabajo se vio involucrado en proyectos que permiten pensar la obra fuera del plano tomando el espacio, participando de sitios específicos, interviniendo arquitecturas, entre otros. Contamos al respecto.
SM: El espacio como concepto siempre esta presente en mi obra y así fue como algunos de varios proyectos que están relacionados a la arquitectura y espacios a gran escala, pude realizarlos conjuntamente con arquitectos y músicos. El primer proyecto fue una intervención de un espacio en Palermo que iba a ser derrumbado para construir un edificio y antes de concretarse la obra, con dos arquitectos del Grupo MIA, improvisamos y decidimos “llenar” todo el interior de este espacio con cortinas de poliuretano creando un laberinto asfixiante, transparente y tapando toda entrada de luz, dejando el lugar en la oscuridad total. Una experiencia lúdica y sensorial, jugando con lasers y efectos de luces y sonidos, creando un ambiente irreal casi fantástico. En otro proyecto también utilizando el espacio vació del pulmón interno del edificio de la Fundación Cassara sobre Av. de Mayo donde colgamos, tomando los 4 pisos a modo de péndulo, un cubo perfecto símil mineral dorado de 1m x 1m con una gran soga trenzada a mano, a su vez sujetada desde la estructura superior del edificio y en la base, separando el cubo de un piso de vidrio por apenas unos milímetros sin llegar a hacer contacto entre ellos. Fue una gran experiencia; algunos proyectos quedaron en stand by y varios proyectos están esperando ver la luz.
MCB: Para cerrar: ¿Cómo definirías a Sebastián Masegosa como artista?
SM: Sebastian Masegosa y sus obstinados juegos de búsqueda insaciable sobre el lienzo. Un artista obsesivo. Un ser que no se conforma nunca como artista, encontrando siempre, sea el precio que sea, los elementos para poder seguir sin saber bien hacia dónde va a ir, pero sí yendo siempre. Con mucha fe y respeto a su intuición y a su pulsión sin abandonar nunca su curiosidad, muchas veces sintiéndose incomprendido y así tomando fuertemente el timón solitario de su nave, entendiendo que en su camino no hay más fe que la que uno puede tener en uno mismo; la infinita sensación de estar en soledad, solo él su arte, solo su arte y él. Esa podría ser su historia. Repetirse no es arte, repetirse es morir, la vida no se repite nunca. Un artista que se repite no es un artista. Sebastián no cree en la creación sin cambios ni accidentes, como la vida misma que es un cambio permanente plagada de ellos. Frente a un espejo o frente a su obra, siempre va estar aquel que desde un inicio buscó, busca y buscara sin saber qué, cómo ni dónde. Y así será hasta que deje esta vida. Del “otro lado” tal vez sea otra historia.