Entrevista a Sebastián Masegosa por María Carolina Baulo

Sebastian Masegosa 5

Sebastián Masegosa

Los juegos de la mente

Sebastian Masegosa 5

No hay que ser un erudito para reconocer la base expresionista y la fuerte presencia gestual en la obra de Sebastían Masegosa.
Inicialmente dueño de una paleta saturada y la rigurosidad de las estructuras abstractas que organizaban la lectura del plano, en series tales como “Las Diferentes Líneas”, basada en el I-Ching, el artista nos acerca a un mundo de correspondencias con los hexagramas del libro del oráculo, estableciendo vínculos con aquel principio donde cuanto más seguro se encuentra uno consigo mismo, mucho más abierto a recibir la mirada del otro y a mostrarse con la menor cantidad de máscaras posibles. Obras que limitan la paleta a dos o tres colores y donde el negro dibuja trazos aparentemente azarosos, la tela se ha despojado de las explicaciones, ha dejado se llenarse de pregnantes manchas y pinceladas con alto protagonismo desde lo formal y lo matérico para descubrir una tela casi monocroma. Son estos trabajos que se revelan dentro de una tradición informalista, con preponderancia de una gestualidad visceral, los que van enriqueciendo su vocabulario plástico con el tiempo.

Tal es así que su última serie, “Mind Games” –juego de palabras con la obra de John Lennon de 1973- compuesta íntegramente durante la pandemia, atravesada por una espiritualidad y sensibilidad abrumadora, que el artista hace girar 180 grados la percepción del espectador de sus obras en tanto la monocromía apagada de la paleta se enciende de colores vibrantes. Obras que combinan materiales tales como ácidos, acrílicos, oleos, pintura de auto, lacas, todos aplicados con pinceles, espátulas, lijas, así como trapos o cualquier elemento disruptivo que logre ejecutar las manchas buscadas por el artista. En esos planos de materia de puro color, se dibujan recorridos inciertos donde cada una de las técnicas busca recuperar, aun en la convivencia, cierto protagonismo dentro de los límites de su tela. Trabajos donde el gesto por una línea que aporta la cuota de estabilidad mínima ante la tentación que llama desde el precipicio de las pasiones incontrolables. 

El artista utiliza la pulsión que le prohíbe dejar de pintar como si fuese una suerte de instinto animal que lo trasciende y rescata de una realidad alienante. Sin embrago, la obra se permite el desborde dentro de la línea rígida inicial que marca la estructura que finalmente será violentada con esa impronta salvaje cuasi agresiva. El artista parte de la línea razonada, luego pinta aleatoriamente, retira las cintas y rescata el armazón que necesita. Y es en esa ida y vuelta mental, ese “juego” al que alude la obra de Sebastián Masegosa cuando se sostiene entre dos mundos opuestos y complementarios.

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Maria Carolina Baulo: Me gustaría empezar por preguntarte ¿Cómo te acercas al arte?. Yo siempre digo y sostengo que no se elige ser artista, es como una suerte de pulsión arrolladora que no responde, necesariamente, al orden de lo racional.

Sebastián Masegosa: El acercarse es una imagen que puede ser consensuada o no por dos puntos. Aunque uno de ellos lo observamos como el “activo” en relación al otro, creo que esos dos puntos o lugares definitivamente se acercan el uno al otro siempre. Tengo la sensación de que si yo me acerque al arte, el arte también se acerco a mi. La vida es arte y yo soy parte de ella. Para mi hablar de arte y hablar de la vida es exactamente lo mismo. No hay diferencia alguna. Todo es necesidad y así fue desde un principio. En mi vida el arte lo experimenté de esa forma. Es como respirar, es lo que me hace seguir creyendo en algo, más allá de la razón, lo que me permite soñar y también esta totalmente ligado a mis sensaciones y a mis emociones. Exactamente como decís, lo comparto en su totalidad. No creo que se elija ser artista, como tampoco se elije nacer. Lo que sí podemos elegir sin saber el resultado de antemano, es a qué jugar y de qué forma hacerlo. Y ahí es donde cada uno de nosotros tiene la libertad de bocetar quién quiere ser y qué quiere hacer de su vida, sea cual fuere el resultado. La necesidad de “ser” en todo momento esta ahí, evitable o inevitablemente con cada decisión que tomamos nos interrelacionamos e influimos en la vida de los demás directa o indirectamente. Todosestamos conectados y en parte todos somos “artistas” de diferentes formas y con distintas búsquedas. Mi acercamiento al arte fue desde siempre. Los primeros recuerdos de mi madre tocando el piano, el olor de los óleos en cada rincón de mi casa y en cada taller en los cuales mi hermano (Gabriel) y mi hermana (Pupi) asistían siendo yo muy pequeño como para tomar clases, pero lo suficientemente grande como para acompañar y sentarme en algún rincón a dibujar algunas cráneos de vacas que luego con los años comprendí que se usaban para ejercicios de naturaleza muerta. Tendría unos 6 años. El acercamiento lo viví desde siempre, con cada contacto con diferentes mundos y formulas artísticas desde musicales hasta visuales. No conozco otra imagen que me represente mejor que esa. Todo fue arte desde un principio.

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MCB: ¿Cuáles son tus referentes en el mundo del arte y cómo se dio tu formación profesional?

SM: Referencialmente lo mas conmovedor fue descubrir los conceptos y los caminos en los cuales los grandes artistas me mostraron que podría haber diferentes formas de jugar, entender que cada uno tenia la opción y libertad de crear y de poder ser quien uno deseaba ser. Eso fue lo más importante que me regalaron los denominados “artistas consagrados” sin ellos saberlo (los grandes pintores de la historia en esos libros, estaban jugando conmigo). La curiosidad en mi niñez de esas tardes y noches en casa observando esos enormes libros de arte clásico, desde el impresionismo hasta el arte pop navegando por cada movimiento, mi mirada como degustando un pastel con los ojos (podría nombrar decenas de artistas) y deleitándome siempre con las mismas imágenes, con los mismos trazos, colores e historias que yo creaba en mi mente de una manera lúdica. Lo descifraba y disfrutaba repetidamente de una forma casi adictiva. Dentro de los movimientos en el arte plástico mi gran flechazo lo logró el informalismo americano de los años 50. Aquellos grandes creadores con todo su instinto, con toda su pasión, su irracionalidad. Algo salvaje y seductor, hipnótico y también primario, algo de lo que no podría escapar nunca más, lo supe desde el primer momento, volviendo una y otra vez a sumergirme en cada “mancha” que no tenía racionalidad pero era animalmente atractiva. La fe y el azar pueden ser el mayor motor para sobrevivir artísticamente. La formación me parece rígida si es tomada dogmáticamente. Sí creo y defiendo la formación artística como experiencia y es ahí en donde centré mi atención en un principio por curiosidad y luego por determinación. Desde muy joven me acompañaron los talleres que formaron parte natural de mi crecimiento intelectual y sensorial. Mi búsqueda en la música y en el cine también fueron ciertos mojones que enriquecieron mis otros sentidos de una forma decisiva. Nada queda aislado nunca, cada aprendizaje se alinea a otro y así sucesivamente, cada parte toma su lugar hasta que llega el momento de “abrir el telón”.

MCB: ¿Cuáles son tus referentes en el mundo del arte y cómo se dio tu formación profesional?

SM: Referencialmente lo mas conmovedor fue descubrir los conceptos y los caminos en los cuales los grandes artistas me mostraron que podría haber diferentes formas de jugar, entender que cada uno tenia la opción y libertad de crear y de poder ser quien uno deseaba ser. Eso fue lo más importante que me regalaron los denominados “artistas consagrados” sin ellos saberlo (los grandes pintores de la historia en esos libros, estaban jugando conmigo). La curiosidad en mi niñez de esas tardes y noches en casa observando esos enormes libros de arte clásico, desde el impresionismo hasta el arte pop navegando por cada movimiento, mi mirada como degustando un pastel con los ojos (podría nombrar decenas de artistas) y deleitándome siempre con las mismas imágenes, con los mismos trazos, colores e historias que yo creaba en mi mente de una manera lúdica. Lo descifraba y disfrutaba repetidamente de una forma casi adictiva. Dentro de los movimientos en el arte plástico mi gran flechazo lo logró el informalismo americano de los años 50. Aquellos grandes creadores con todo su instinto, con toda su pasión, su irracionalidad. Algo salvaje y seductor, hipnótico y también primario, algo de lo que no podría escapar nunca más, lo supe desde el primer momento, volviendo una y otra vez a sumergirme en cada “mancha” que no tenía racionalidad pero era animalmente atractiva. La fe y el azar pueden ser el mayor motor para sobrevivir artísticamente. La formación me parece rígida si es tomada dogmáticamente. Sí creo y defiendo la formación artística como experiencia y es ahí en donde centré mi atención en un principio por curiosidad y luego por determinación. Desde muy joven me acompañaron los talleres que formaron parte natural de mi crecimiento intelectual y sensorial. Mi búsqueda en la música y en el cine también fueron ciertos mojones que enriquecieron mis otros sentidos de una forma decisiva. Nada queda aislado nunca, cada aprendizaje se alinea a otro y así sucesivamente, cada parte toma su lugar hasta que llega el momento de “abrir el telón”.

Sí tengo fé en el resultado de su interacción y en su propia naturaleza ya que cada material que utilizo lo conozco realmente a fondo. Los materiales pueden ser desde pigmentos, ácidos y hasta un simple grafito, pasando por lacas, barnices, etc. El abanico es inmenso y con los años fui expandiéndolo como un bandoneón que expande su fuelle para “tomar aire”. Así también se expandieron las opciones con cada nuevo material que sumaba, dándole más lugar a la diversidad y así más opciones y “aire “ a mis libertades creativas. Tal vez como el rasgo de un alquimista hablando poéticamente. Los materiales en soledad los veo obsoletos, algunos carecen de carácter y en muchos casos hasta de sentido como para ser opciones en distintas propuestas creativas; como si tomara los elementos separados para hacer una torta! Pero también el contrapunto es que su convivencia e interacción pueden hasta crear vida. Eso es lo mágico! Esa es la magia. La vida también me parece enorme, mis obras necesitan tener otro tamaño, necesitan respirar, vivir. Pero todavía no llegue a esa escala buscada en mis sueños. La “gran” obra es la búsqueda permanente.

MCB: Y llega el momento del concepto que, a mi entender, siempre existe en la obra aún cuando el artista crea desconcertó. ¿Cómo te relacionas con la reflexión teórica que vos mismo ejerces sobre tu trabajo: partes de una idea o va apareciendo en el hacer?

SM: Siempre confío en mi instinto, siempre fue y será así. Sólo dejo que suceda lo que tenga que suceder y sí lo que hago es decidir qué elementos van a interactuar entre sí en ese momento especifico y objetivo que es parte de la evolución de la obra. Todo está relacionado y solo lo que tengo que hacer conscientemente es observar lo que ocurre en el soporte o en el objeto intervenido como si estuviese esperando un milagro con una mirada casi de asombro infantil, como cuando observaba la puesta de sol mientras los colores danzaban y jugaban en el cielo hasta desaparecer. En este caso sin desaparecer. El concepto está acechando casi inconscientemente y misterioso observándolo todo desde otro lugar. En el momento de la creación no interviene directamente, pero siempre se que está detrás de cada pulsión gestual que en ese momento es la protagonista, es física es casi animal. El razonamiento aparece en breves destellos para tomar ciertas decisiones y con la noción de que no todo sea azar ya que no tendría un sustento ni una búsqueda real. No le exijo a la obra que “sea”. Ella me permite ser a mí.

MCB: “Mind Games” fue tu última serie y lleva el mismo nombre la muestra que hiciste en Mundo Nuevo Art Gallery en Agosto-Septiembre 2021. Tengo el honor de haberte acompañado en la curaduría y me gustaría compartieras con el lector la experiencia de trabajar una muestra íntegramente en condiciones de confinamiento por la pandemia: ¿Qué te motivó a hacerla, cómo trabajamos, cómo se pensó la estructura, título, montaje de la muestra?.

SM: El honor de trabajar juntos y poder compartir otra bisagra artística en mi vida es totalmente valorado por mí. Todo lo que pasó desde un principio fue respetar la simple respuesta visceral en el momento que ocurrió y la evolución de esta reacción como una forma de supervivencia artística analógica a la vida propia como artista y como ser humano en ese momento especifico que estaba transitando de una forma violenta la sociedad, toda la humanidad. Fue reacción y consecuencia. La motivación no la necesité en ningún momento. Fue como un tsunami en donde la vida y la muerte se sacudieron violentamente. En donde los parámetros sociales cambiaron radicalmente y el miedo tomó el protagonismo como nunca antes observe en mis años de vida. Solo viví la experiencia. El trabajo en conjunto terminó de armar ese rompecabezas guiado por una pulsión pura. El título fue una decisión perfecta, exacta, certera y parte de la letra de Mind Games refleja de una forma casi asombrosa el juego de la mente que todos jugamos y jugaremos por siempre… Todo lo demás, desde la curaduría , la disposición de las obras respetando la impronta del atelier representado en la galería y la fluidez energética de las decisiones puntualmente exactas fue lo que me permitió descansar por un momento y observar desde fuera lo que había sucedido y eso significa siempre mucho para mí como artista. El poder tomar distancia no es simple. Y el trabajo en conjunto me permitió darme ese descanso. La experiencia de Mind Games fue totalmente extraordinaria.

MCB: Un detalle no menor es que tu trabajo se vio involucrado en proyectos que permiten pensar la obra fuera del plano tomando el espacio, participando de sitios específicos, interviniendo arquitecturas, entre otros. Contamos al respecto.

SM: El espacio como concepto siempre esta presente en mi obra y así fue como algunos de varios proyectos que están relacionados a la arquitectura y espacios a gran escala, pude realizarlos conjuntamente con arquitectos y músicos. El primer proyecto fue una intervención de un espacio en Palermo que iba a ser derrumbado para construir un edificio y antes de concretarse la obra, con dos arquitectos del Grupo MIA, improvisamos y decidimos “llenar” todo el interior de este espacio con cortinas de poliuretano creando un laberinto asfixiante, transparente y tapando toda entrada de luz, dejando el lugar en la oscuridad total. Una experiencia lúdica y sensorial, jugando con lasers y efectos de luces y sonidos, creando un ambiente irreal casi fantástico. En otro proyecto también utilizando el espacio vació del pulmón interno del edificio de la Fundación Cassara sobre Av. de Mayo donde colgamos, tomando los 4 pisos a modo de péndulo, un cubo perfecto símil mineral dorado de 1m x 1m con una gran soga trenzada a mano, a su vez sujetada desde la estructura superior del edificio y en la base, separando el cubo de un piso de vidrio por apenas unos milímetros sin llegar a hacer contacto entre ellos. Fue una gran experiencia; algunos proyectos quedaron en stand by y varios proyectos están esperando ver la luz.

MCB: Para cerrar: ¿Cómo definirías a Sebastián Masegosa como artista?

SM: Sebastian Masegosa y sus obstinados juegos de búsqueda insaciable sobre el lienzo. Un artista obsesivo. Un ser que no se conforma nunca como artista, encontrando siempre, sea el precio que sea, los elementos para poder seguir sin saber bien hacia dónde va a ir, pero sí yendo siempre. Con mucha fe y respeto a su intuición y a su pulsión sin abandonar nunca su curiosidad, muchas veces sintiéndose incomprendido y así tomando fuertemente el timón solitario de su nave, entendiendo que en su camino no hay más fe que la que uno puede tener en uno mismo; la infinita sensación de estar en soledad, solo él su arte, solo su arte y él. Esa podría ser su historia. Repetirse no es arte, repetirse es morir, la vida no se repite nunca. Un artista que se repite no es un artista. Sebastián no cree en la creación sin cambios ni accidentes, como la vida misma que es un cambio permanente plagada de ellos. Frente a un espejo o frente a su obra, siempre va estar aquel que desde un inicio buscó, busca y buscara sin saber qué, cómo ni dónde. Y así será hasta que deje esta vida. Del “otro lado” tal vez sea otra historia.